Por fin hemos encontrado a un gobernante fiable. Si Rajoy dice que el futuro es blanco, quiere decir que será todo lo contrario. Le hemos cogido el tranquillo y ahora sí sabemos a lo que jugamos. Resulta menos agotador leer los textos como se ha hecho siempre, pero es preferible darle la vuelta al libro si con ello nos sumergimos en la fuente de la sabiduría. El lunes Rajoy salió de su escondite para calmarnos, lo que traducido al lenguaje mariano significa susto o muerte. Aseguró que el desboque salvaje de la prima de riesgo no tenía que ver con la bacanal dineraria que envuelve el escándalo de Bankia. Es decir, todo lo contrario. Como España no tiene un euro y el fondo de rescate bancario sólo atesora cinco mil millones, habrá que pedir cinco veces esa cantidad a quien ustedes ya saben. Esto nos conduce hacia la intervención, sin duda.

Fuera no saben a qué carta quedarse por el descontrol del Gobierno, de ahí que nos traten como apestados. De Guindos mostró su rendición ante la evidencia cuando declaró que se ha hecho cuanto se ha podido. El PP lleva seis meses gobernando y la aureola de España está por los suelos. Luis Garicano, economista de la London School of Economics, aseguró anteayer que él vive fuera y que el descrédito en el que se encuentra nuestra reputación le preocupa. Y no sólo la económica. Habla de la institucional, entre la que incluye el escándalo de Dívar y su vida de señor feudal, los escarceos de la monarquía y la ausencia total de transparencia que aqueja a nuestro país.

Todos se niegan por no verse expuestos al escarnio social, pero hay que investigar lo que ha sucedido en Bankia y en otras entidades. Los partidos han estado sentados en los consejos de estos monstruos y la limpieza contable era tarea de toda la mesa. En España tenemos cárceles de cinco estrellas, así que no hay problema si se pasa del haiga con guardaespaldas a una ducha comunitaria, en la que al agacharse a recoger el jabón no echarán de menos el coche, sino al guardaespaldas. Es el consuelo que nos queda.

Publicado en El Norte de Castilla el 30 de mayo de 2012