Vean un telediario: al ministro de Hacienda le da la risa floja cuando comparece ante la prensa para explicarse. Algunos se plantean lanzar apuestas. Se paga doce a uno el minuto y el tema en los que el hijo del tendero arrancará a desternillarse. Pareciera que a este purasangre de la cábala contable no le afectase la tragedia nacional; eso, o que corretea hilarante brazos en alto alrededor de un frenopático y ha dejado de distinguir entre apretarse el cinturón o ajustarse la camisa de fuerza.
Los exégetas de Da Vinci llevan siglos tratando de desvelar la enigmática sonrisa de su obra más célebre. A La Mona Lisa le han colgado desde enfermedades plasmadas por Leonardo en esa pintura, hasta estados de ánimo de lo más variopinto, sin olvidar embarazos o de que sea el autor travestido. En realidad, se trata de una sonrisa amable y paciente, porque posar debe de ser asaz ‘pesao’. Por si fuese poca Gioconda, ahora hay que estudiar el rictus de dos más, la española y la suiza.
Pero aún nadie se ha ocupado de desvelar el porqué de la babosa sonrisa de Cristóbal Montoro. ¿Acaso la conservará rememorando aquellos días en que ya practicaba a hurtadillas en la caja registradora familiar? ¡Quién puede saberlo! Parece que este preboste de las cuentas piensa que un país no difiere en mucho de una tienda de ultramarinos. Calculó que con la ley que legalizaba el blanqueo aflorarían 2.500 millones y sólo ha recogido 50. Es de suponer que sus padres pudieron pagarle la carrera echando las cuentas de forma realista. Puede que la risa por montera aflore en él recordando aquellos días en los que puso plomo en los pies de Zapatero, asegurando que mejor que se hundiese España, que ya la arreglaría el PP. El caso es que Montoro se muestra diestro en sisar de los bolsillos españoles. En vez de perseguir el salvaje fraude fiscal y destinar más recursos a la Inspección, los reduce, y se descojona de la risa mientras nos empobrecemos. Montoro miente, naufraga y no tiene idea de lo que hace. Entonces, ¿de qué se ríe?
Publicado en El Norte de Castilla el 3 de octubre de 2012