Mañana escucharemos más estupideces por minuto que el resto del año, que ya es decir. No será diferente a los anteriores treinta y tres. Tal día como hoy, los ciudadanos españoles aprobaron en referéndum la Constitución que iba a desarrollar sus derechos democráticos. ¡Ayh, qué tiempos aquellos…!, con qué ilusión vivimos aquel hito de la ingenuidad. La Carta Magna tuvo padres, sí; hijos, espíritus y, sobre todo, primos: los españoles, pues se te queda cara de bobo al comprobar que esa ley de leyes no se cumple. Muchos se han apropiado de un texto que, en su conjunto, no es malo del todo. A mi juicio, le falta un poco de intriga, agentes secretos, un par de chicas monas, alcohol y un beso de tornillo al final. Pero no humor. Y leído con espíritu crítico o aplicando dosis moderadas de sensatez, la trama de semejante cuento de hadas lo que destila en realidad es un torrente de traición. El contenido no traiciona a nadie; al contrario, es de un bienintencionado conmovedor. Quienes lo han prostituido han sido sus custodios, esos que han chuleado a la ciudadanía para sembrar de apariencia que se estaba cumpliendo lo votado. En esencia, sólo está en marcha la agencia de colocación, los asuntillos orgánicos: instituciones, procedimientos, tú al despacho de arriba, la composición del controlador y la coartada que invita a que se elaboren leyes para desarrollar determinados artículos. Libertad de prensa, sindical, y corretear a veces por las calles. El resto es papel mojado.

Pongamos unos ejemplos de na’. (Dejemos lo del pleno empleo a la ciencia ficción.) “Artículo 148.2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.” ¿A que está bien? Pasas las páginas y te hincharías a sacarle punta a todo, la verdad. “Artículo 27.4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.” Claro, los libros de texto caen del cielo. Sigues leyendo y te topas con… ¡Uy, fin del artículo! Pero no de la estupefacción.

Publicado en El Norte de Castilla el 5 de noviembre de 2012

La prueba más flagrante de que la Constitución Española está siendo incumplida sistemáticamente se sustancia en el siguiente apartado. Escrito, sí; conculcado, también, durante treinta y cuatro años. Entonces, ¿puede alguien responder a qué diablos estamos jugando?

“DERECHO A LA VIVIENDA. UTILIZACIÓN DEL SUELO

Artículo 47.

Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.

La comunidad participará de las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.”