>

Blogs

Roberto Carbajal

La aventura humana

Tú vives; tú, no

Hace años los españoles echaban pestes sobre la sanidad pública. Era habitual denostarla en las charlas de escalera, y quienes podían permitírselo acudían “por lo privado”, que aparentaba sonar a una declaración de un pretendido estatus. Es cierto que muchos hospitales adolecían de falta de organización y medios. Ir a una simple consulta constituía el caos. Un catarro significaba perder toda la mañana como consecuencia de la pésima planificación. Por suerte, el tiempo aupó a nuestro sistema de salud al lugar que le correspondía. Hoy es la joya de la corona, aunque todo es mejorable. El hecho de que algunos se declaren abiertamente partidarios de la privatización de la gestión, por asegurar que es eficaz y barata, ha puesto en alerta a la gente. Y con razón.

Que se sepa, no existe afán de lucro en la gestión pública de un hospital. Por el contrario, una empresa tiene como objetivo ganar dinero. Puede sonar a tautología, pero esta es la razón por la que debemos colocar bajo sospecha este modelo de negocio. De hecho, la Comunidad de Madrid, el territorio del capitalismo liberal por excelencia, ha puesto hospitales en manos de compañías que han fracasado en la gestión, siendo rescatadas con dinero público. Esa fórmula arrastra consigo también otra perversión: la Administración penaliza a aquella empresa que traslade a un paciente que no reciba la atención precisa en sus instalaciones hasta un centro público. Esto significa que la dirección hará lo posible por ‘quedárselo’ para no perder dinero, aunque luego el tipo la palme. Los efectos conducen a que puede ponerse en riesgo la vida del paciente por la avidez economicista del gestor. Ya sucedió en la corte británica de Margaret Thatcher en los ochenta. Privatizó con tal desahogo el servicio, que el sistema de salud se hizo añicos. También privatizó los ferrocarriles, y los trenes descarrilaban por envidia. La salud no es para quien pueda pagarse otra. De hecho, disfrutan de ella incluso quienes sí pueden cuando las cosas pintan mal. Por algo será.

Publicado en El Norte de Castilla el 12 de diciembre de 2012

Temas

Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


diciembre 2012
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31