El político teme y desprecia el conocimiento. Él mismo no comprende nada. Sólo tiene clara una máxima: sálvese el del espejo. Sus colegas redactaron las normas para que sus predios prevalezcan. Para esta casta los términos cultura y agricultura tienen unas concomitancias que saltan a la vista. El fútbol es agricultura. Se juega en una campa, las bestias corren de un lado para otro y los dientes del delantero aran el césped. Desde el graderío el rebaño monta el número, como cuando ataca el lobo. Mejor no pasarse con el IVA; que se desfoguen en ese circo y me dejen en paz. Antes en España ‘enviaban a un portugués’ para que te hiciera un boquete por no cumplir. Hoy el boquete lo padecen en Portugal y viene sólo gente pacífica. Salvo en el Madrid, que tienen a Pepe, y a Mourinho, que actúa como autor intelectual. Los clubes deben 700 millones, pero dejémoslo estar. Estos asuntos abstraen.
Los teatros suelen llenarse durante las crisis. Lo dicen en el sector. Uno acude a la sala y confía en que un grupo de actores masacren a los que se aposentan en lo alto de la escala social. El pueblo necesita reírse de ellos y de sí mismos, que siempre es más leve que colgar de verdad al señorito. Por eso es incomprensible que los privilegiados gubernamentales no hayan caído en la cuenta de que las actividades culturales deberían acarrear un IVA muy reducido, casi testimonial, porque están en juego la paz y sus traseros. El cine es otro mundo: padece la misma carga fiscal que el teatro, pero importa menos. De entrada, porque apenas se hacen películas que merezcan la pena, y son tan pocas las interesantes, que puedes permitirte pagar más sin escandalizarte. Además, este negocio está basado en las palomitas, que se engloba en el sector alimentación. ¿Y los libros? Bueno, se editan muchos, pero son carne de xilófago. Puede que ni siquiera sean comprensibles. Lo corrobora el hecho de que los programas electorales son literatura fantástica y no se leen, como para adentrarse en el lío de ‘Guerra y Paz’ o el ‘Ulises’ de Joyce.
Publicado en El Norte de Castilla el 16 de enero de 2013