España es un desastre. Qué clase de país soporta que sus niños se desmayen de hambre en el colegio, en el que los jóvenes formados o no tienen que emigrar y deambulan por las calles enjambres de desamparados. Una nación en la que legiones de familias sobreviven gracias a la solidaridad. ¿Acaso somos cubanos o norcoreanos? Cualquiera podría preguntarse para qué han servido casi cuatro décadas de democracia, si el desenlace es esta situación trágica. Lo sencillo es enclavar esta penuria en las múltiples facetas de la crisis, que sirve como excusa para justificarlo todo, pero la realidad es más tozuda. El fondo de la cuestión es que España nunca ha contemplado el futuro como horizonte, sino que se ha encerrado en un cortoplacismo mostrenco. Durante la primera Transición se buscó democratizar el país, se redactó una Constitución cuyo contenido se incumple, y punto. Sí, se vota en libertad y santas pascuas; en eso consiste el juego. Con la dictadura daba gusto porque las reglas estaban claras; en cambio, la democracia española está ideada como una coartada para legitimarlo todo, por haber emergido de un sistema pergeñado mediante trampas. No hay más que estar al día para saber quiénes son los dueños de nuestros derechos y voluntades o del país entero. Los organismos que se crearon para velar por la limpieza de la estructura del Estado no han cumplido con su mandato, y de este modo nos encontramos con que España está infestada de corrupción y manga ancha institucional. Tampoco gusta que se democratice la riqueza, así que todo son trabas para crearla. ¿Industria? No me hagan reír.
O tal vez sí. Gila ha vuelto. ¿Es el enemigo? Que se ponga. Ahora dicen que las Fuerzas Armadas no tienen pasta. Alquilamos barcos con tripulación incluida, carros en el garaje por falta de combustible, submarinos que se hunden pero que no emergen por errores de cálculo, no por vergüenza. Pronto dispararemos balas atadas con cordeles para poder recuperarlas, que diría don Miguel. Y suerte que gobierna la derecha imperial. Válgame, Dios.
Publicado en El Norte de Castilla el 19 de junio de 2013