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Roberto Carbajal

La aventura humana

Bésame, tonto

A veces merece la pena sacrificar la siesta. Un debate político en verano no parece ser acreedor de tal concesión. Lejos de ser plúmbea, la rendición de cuentas del presidente Herrera y sus anhelos de bienestar para Castilla y León estuvieron salpicados de humildad y propósito de enmienda. Otra cosa es que se sustancie sólo con su voluntad sin el concurso de todos los activos sociales. Herrera desgranó un plan integral en el que blandió la espada contra el desempleo, un 22,7%. El mandatario desmenuzó la estrategia que se debe aplicar a cada uno de los capítulos esenciales. En un gesto que le honra, reconoció haber quebrantado el programa electoral con el que fue investido, achacándolo a las circunstancias que aquejan al conjunto del país. El presidente sacó pecho en aspectos clave, como el hecho de que la comunidad es una de las pocas que ha cumplido con el objetivo del déficit dictado por quienes ustedes ya saben. Compartió con amargura la desazón que le provoca la falta de recursos, el recorte en servicios esenciales o el drama minero, si bien advirtió estar buscando fórmulas para que se mitiguen, y exaltó el grado de excelencia de nuestros sistemas educativo y sanitario. Se comprometió a escudriñar en los flecos de la partida sanitaria para reabrir las urgencias nocturnas de los diecisiete centros que han perdido ese servicio en el medio rural y espera que la PAC revisada sea benevolente con la región. Sumándose al clamor contra el ministro Wert, cree justo que quien logre un cinco tenga derecho a la beca (ahora esa concesión está en un 5,5), y propondrá la reducción del IVA cultural al 10%, aunque avaló el resto del dictado de ese sabelotodo.

Herrera cree firmemente en la innovación y aguarda a la directriz que ponga en marcha Mariano Rajoy para poder aplicarla. Sus palabras fueron un dechado de voluntarismo político, antagonista del propugnado por Schopenhauer. Le duelen a Herrera los pueblos y cree en el campo como un espacio de futuro. Recuerdo que un grupo de agricultores me contaron su visita a una explotación en los Estados Unidos. Se quedaron estupefactos por que el agricultor recogiera el maíz, lo procesara y envasara para convertirlo en palomitas, cargadas en sus propios camiones para ser distribuidas. Estas cosas no las veo factibles en esta tierra.

Óscar López habló, suelto, pero algo servil. Se mostró de acuerdo con las propuestas presidenciales. Esto gusta, aunque me temo que no a sus votantes. Su comparecencia fue constructiva y cómplice con el líder popular; para enmendar la totalidad estaban pertrechados en el Grupo Mixto José María González y Alejandro Valderas, quien se enzarzó en dúplicas a lo loco.

Eso sí, al final se echó en falta un beso de tornillo entre Herrera y López. Todo hay que decirlo.

Publicado en El Norte de Castilla el 27 de junio de 2013

 

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Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


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