El Gobierno está desnortado y vacío de contenido intelectual. Las medidas que adopta conducen al camposanto. Abre hueco en la tierra a los enfermos crónicos, deja a los desamparados con la soga al cuello y pone al límite a otros millones. Ayer entró en vigor el repago de medicamentos hospitalarios y la mayoría de las comunidades autónomas se han negado a acatar una medida de obligado cumplimiento. Unas aducen que es inaplicable por carecer de un sistema que permita recaudar este peaje injusto. Otras advierten que la recaudación es menor que los costes de poner en marcha el mecanismo administrativo y lo ven inviable. El resto esgrimen los motivos anteriores y aplican razones de índole humanitaria. El único entusiasta de esta locura es Ignacio González, cuyo objetivo es la privatización indolente de todo el sistema y el espejismo de Eurovegas. Se alzan multitud de voces que aseveran que muchos pacientes morirán por no poder hacer frente a semejante locura, que Mato mata.

Los ilusorios presupuestos presentados por Montoro han soliviantado a la sociedad, en la que se incluyen sus votantes. El programa electoral del PP se ha revelado como una traición con firma. El desgobierno de este grupo armado con el BOE y la apisonadora cameral no deja títere con cabeza y arruina lo que aún se tiene en pie. Eso sí, aumenta un 28% el caudal para los partidos políticos, con la excusa de afrontar las elecciones europeas, a cuyas urnas acuden cuatro gatos.

España está en la ruina y la hucha de las pensiones continúa desangrándose. En 2014 afrontaremos una deuda que supone la totalidad de la riqueza nacional. El Gobierno vapulea a todos los sectores sociales, salvo a los de siempre. Educación, sanidad, emprendimiento y un creciente bloque de desesperación reivindican en las calles un giro total a la temeridad que se ha instalado en el Palacio de la Moncloa. España no tiene un plan porque no existe suficiente materia gris institucional. Poco importa ya que el PP esté construyendo su panteón. La paciencia de este viejo país se agota.

Publicado en El Norte de Castilla el 2 de septiembre de 2013