Llámenme puntilloso, ingenuo o demagogo, pero España es incapaz de construir submarinos sin ayuda externa. El país que alumbró a Narciso Monturiol e Isaac Peral no fue ni será el mejor lugar para que nuestros inventores desarrollen su talento. Monturiol creó el primer sumergible operativo en el siglo XIX. Demostró que funcionaba ante las autoridades de la época, las mismas que luego despacharon con desdén a nuestro hombre, mostrándole su desinterés por el artilugio. Años después, a Peral le fue algo mejor que al catalán, pero no para tirar cohetes. El submarino del murciano fue el primero en lanzar torpedos, estaba dotado de un periscopio y se sumergía y emergía sin problemas. Lo normal. Por orden de la reina regente María Cristina, los mandamases de la época sucumbieron al escepticismo y se permitió demostrar al bueno de Isaac que su invento era fiable. Por razones que se desconocen aunque se intuyan, el artefacto tampoco hizo sucumbir a la cerrazón política. Total, la concepción de Peral era una fruslería más: el primer submarino de guerra de la Historia que funcionaba. Otras naciones lo desarrollaron. Todo muy español.
Navantia construye un submarino que puede sumergirse pero no emerger. Sería un detalle sin importancia si no fuera porque los cuatro ejemplares costarán al menos 3.000 millones, de los que ochocientos se destinarán a alargar el casco. Estados Unidos subsanará la extravagancia consistente en que giran sobre sí mismos, los habilitará para que floten y deslumbren al enemigo. Se erró en el punto de gravedad; qué le vamos a hacer. La broma añade veinte toneladas extra a cada uno: mala noticia para llenar el depósito. El gobierno de ZP puso en marcha el proyecto y ahora lo pilota Rajoy, q. s. g. h. La imagen de Navantia ha sufrido un varapalo tremendo. Antes era un adalid de la Marca España y preocupa la imagen que está proyectando por este fiasco. El asunto rememora los famosos fusiles sin agujero de los de renegaba Miguel Gila, un humorista que cobraba por hacernos reír, no por llorar.
Publicado en El Norte de Castilla el 16 de octubre de 2013