Llámenme puntilloso, pero conceder la mayor de las distinciones policiales a la Virgen no tiene ni pies ni cabeza. Jorge Fernández Díaz está confuso. Aún se pierde acerca de la diferencia entre ser ministro de un gobierno y oficiar un ministerio en una prelatura. El caso es que ha vuelto a hacerlo. En 2012 concedió otra medalla a la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil. Ahora conocemos que ha prendido la medalla de oro al mérito policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor, porque dice que el CNP comparte con ella valores como la dedicación, el desvelo, la solidaridad y el sacrificio. Es decir, que la madre de Jesús de Nazaret ya cuenta con dos medallas, que sepamos. Este tipo de condecoraciones se conceden a personas, vivas o no, que hayan prestado algún servicio extraordinario a la sociedad. Por poner un ejemplo: un policía que sufra mutilaciones, muera, se comporte como un héroe sin importarle el precio o situaciones por
el estilo se convierte en destinatario del mencionado colgante. Pero ¿cuáles son los méritos de la Virgen? De hecho, nadie ha demostrado que sea de carne y hueso. Como se trata de una cuestión de fe, estos asuntos son delicados y deben quedar reducidos al ámbito de las manifestaciones religiosas. Nuestra manoseada Constitución refleja claramente que España es un Estado aconfesional; es decir, no existe una religión oficial. Por tanto, nadie alcanza a digerir este tipo de canonjías.
Este Gobierno se encomienda a santa Teresa o a otros mitos en esa búsqueda de ayuda desesperada, que solape o entierre su incompetencia. El santurrón del ministro es muy dado a practicar la doble moral de a Dios rogando y con el mazo dando, como todo el mundo ha podido comprobar. Cabe preguntarse qué pasará por la cabeza de un policía o guardia civil cuando se equiparan los servicios reales que prestan a la ciudadanía arriesgando sus vidas con no sé qué creencias, católicas, musulmanas o cienciológicas. Lo que sí está claro es que Interior maneja el hisopo a lo loco desde un altar inventado.
Publicado en El Norte de Castilla el 26 de febrero de 2014