Tarcisio Bertone vivirá el resto de sus días encerrado con tres monjas en un ático de setecientos metros cuadrados. El tamaño del casoplón es proporcional a la megalomanía de este suntuoso príncipe de la Iglesia. Tres monjas cuidarán de él, dedicadas a la cabeza, el tronco y las extremidades, respectivamente. Justo el relumbrón que propugna el Papa pero a la inversa. No es de extrañar que Francisco esté escandalizado. Él vive en un espacio de setenta metros compartidos con alguna asistente, mientras que las estancias del jubilado suponen el pétalo que acoge el banderín del córner de un campo de fútbol, habida cuenta el tamaño de Ciudad del Vaticano. El espléndido diario La Repubblica titulaba “El superático de Bertone hace rabiar al Papa” o “La ira de Francisco por el megaático de Bertone” por el cabreo de Francisco.
El untuoso cardenal ha maniobrado durante décadas sembrando cizaña en la estructura de aquel pequeño e influyente país. Oh, Bertone, cuántos servicios a la Iglesia de sí mismo y qué mal pagados han sido sus desvelos. Detrás de cada conspiración siempre se entreveía su mano. Incluso cuando un cardenal desveló durante un viaje a China un compló para asesinar a Benedicto XVI, por querer limpiar la casa, aparecía el nombre del Don. Este jubilado de lujo velaba por que no se destapasen los escándalos de pederastia y los oscuros manejos financieros de la Santa Sede, segando a diestro y siniestro las cabezas que pretendían poner orden entre las marmóreas estructuras de la casa. Tanta impotencia segó el germánico aplomo que aún atesoraba Joseph Ratzinger, el papa del ala este de aquella casa blanca. Francisco no tiene nada fácil cortar de raíz tanto exceso y tanto defecto. Es posible que los miembros de la Guardia Suiza, los sacerdotes jóvenes y muchos monaguillos conserven la esperanza de salvaguardar su soberanía intrínseca. Todos ellos confían en este santo padre argentino que no aburre cuando habla y a quien le espera una tarea más hercúlea que la erección del barracón del gélido Bertone.
Publicado en El Norte de Castilla el 23 de abril de 2014