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Roberto Carbajal

La aventura humana

Niños, españoles, hambre

Mientras la opinión pública se perturbaba con la estúpida superioridad intelectual de Arias Cañete, la oenegé Educo alertaba de que medio millón de niños españoles se quedarán sin comer durante el verano. La organización irrumpía con la tragedia que se avecina durante el cierre estival de los comedores escolares. Los datos provienen de organismos gubernamentales, así que no están bajo sospecha, dada la fuente que los ha procesado y su adscripción actual. Educo ahondaba en que, además, doscientos mil pequeños no ingieren carne o pescado cada dos días y han colgado un vídeo que recrea la realidad a la que están abocados estos chiquillos y sus familias. Este tipo de asuntos suelen publicarse en la sección de breves en los medios de comunicación, salvo excepciones. Son noticias que, como constituyen un escándalo en una sociedad supuestamente desarrollada, constriñen el estómago y las columnas de los diarios. Nadie quiere verse retratado en la desgracia y hay quienes rehúyen estas cifras tan vergonzantes. Pareciera que los años de la posguerra y sus cartillas de racionamiento formaban parte de un mal sueño del pasado. Por el contrario, la realidad es que una masa hambrienta de la algarabía que ambienta las ciudades durante el recreo chilla porque no tiene qué llevarse a la boca. Las vacaciones de verano, tan anheladas por la mayoría de los alumnos españoles, se tornan en un calvario para otros, que temen meses de penalidades. Mientras, el Estado, que tiene la obligación de velar por que sus administrados mantengan los estómagos llenos y el cuerpo a cubierto, mira hacia otro lado. La pretendida elocuencia de los discursos, el supuesto paraguas institucional y las grandes cifras resultan esquivas para quienes no tienen siquiera un plato de comida sobre la mesa. Por eso chirrían aún más la omnipresencia del barrigón de Cañete, su cerebro excelso y los alardes mitineros de los grandes partidos. ¿Europa? La mierda pa’tu boca, como oí decir a alguien hace tiempo. Se admiten donaciones en el sitio www.educo.org.

Publicado en El Norte de Castilla el 21 de mayo de 2014

Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


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