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Roberto Carbajal

La aventura humana

Guetos y zonas guay

El Gobierno cree que en España existe poca desigualdad social, así que ahora baraja la posibilidad de trasladar aún más desequilibrio a las ciudades. Grosso modo, el partido conservador que reina en nuestro país quiere aplicar la fórmula de chico, tú vales mucho; tú, no. La traducción se vería reflejada en que las zonas más favorecidas de ciudades como Valladolid disfrutarían de mejores servicios que las barriadas ‘populares’, que es como se denomina a los lugares habitados por inmigrantes, parados y obreros de toda condición. Así, franjas comerciales y núcleos de población de alta gama verían sus calles relucientes, limpias sobre limpio; mayor número de efectivos de policía patrullando sus cristalinas vías y toda una serie de servicios prestados por el Ayuntamiento por la simple y solidaria razón de que pagan más impuestos.

Curiosamente, el partido gobernante siempre ha pretendido mitigar las quejas de las comunidades autónomas periféricas preconizando la solidaridad entre regiones ricas y pobres, con la finalidad de disminuir la desigualdad y acercando la calidad de vida a quienes por sí mismos no podrían lograrlo. Por tanto, el discurso entra en pura contradicción si lo que se pretende es que la gente que se desenvuelve en la calle Santiago o en la plaza Mayor debe acaparar mayores servicios que quienes sobreviven en Pajarillos, pongamos por caso. Alguien se verá tentado de argüir que se crearán más puestos de trabajo para prestar esos servicios en las zonas guay, sin menoscabar los que vienen percibiendo los de las barriadas más ‘sencillas’. Conociendo como conocemos la política de este viejo Estado, con los mismos efectivos se trataría de dar cobertura a la misma población, así que a algunos se los arrebatarían para aumentárselos a otros. Los partidos de la oposición municipal ya han puesto el grito en el cielo, y no les falta razón; ¿o es que de repente los ayuntamientos van a contratar personal a lo loco? Todo lo anterior nos conduciría a la creación de guetos, si es que éstos no existen ya.

Publicado en El Norte de Castilla el 1 de octubre de 2014

Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


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