Aparte de acarrear con un bebé en el Congreso y de darse un pico con otro diputado, sus señorías de Podemos no han exhibido el más mínimo interés en llegar a un acuerdo con el Partido Socialista. Pablo Iglesias ha soltado un par de frases ingeniosas e impactantes y poco más. Se ha mostrado inflexible con el referéndum de Cataluña y con la idea de acaparar unos cuantos asientos en un mixto Consejo de Ministros. Mientras tanto, Pedro Sánchez acordó, con concesiones, un acuerdo con Ciudadanos en el que le tocó renunciar a buena parte de su programa de investidura. El líder socialista trata de sobrevivir a quienes tratan de segarle la hierba y presentarse a las siguientes elecciones fortalecido y tal vez legitimado por el apoyo de las bases, que refrendaron el acuerdo con el partido de Albert Rivera. Al otro lado de la bancada, Mariano Rajoy, que no se baja de su cabalgadura presidencial. En estas tablas ha quedado la pueril partida de ajedrez parlamentaria. Nadie sabe qué sucederá durante los próximos dos meses, pero da la sensación de que las posiciones son irreconciliables. Este hartazgo probablemente pasará factura en las urnas, si es que estas vuelven a mostrarse en junio. El posible trasvase de votos no será significativo ni determinante para conformar un gobierno de mayoría suficiente. A esto hay que sumar el periodo estival, pues el calor es mal compañero de viaje para desempeñar el deber ciudadano de volver a votar. Por tanto, la abstención jugará un papel indiscutible. De lo que no cabe la menor duda es de que la generosidad, la amplitud de miras y la responsabilidad con la ciudadanía, que las está pasando canutas, debe primar sobre los intereses partidistas y el anhelo personal de auparse al poder. Lo cierto es que no hay muchos motivos para ser optimistas, dadas las artes de los políticos que conforman el Parlamento. Pablo Iglesias vendió la milonga de gobernar para los más débiles y ahora les ha traicionado anteponiendo sus intereses de partido y los estrictamente personales. Pura casta. Así no se puede, señoría.
Publicado en El Norte de Castilla el 9 de marzo de 2016