Los estadounidenses han desembarcado en Cuba por la vía pacífica. Nada que ver con la invasión de Bahía de Cochinos en los años sesenta. El presidente de Estados Unidos quiere dejar como legado la normalización de relaciones con la isla. España debe aprovechar la oportunidad. Ahora tiene presencia en la gestión hotelera, pero las posibilidades de negocio son enormes, siempre y cuando el régimen de Castro se abrace al pragmatismo y mire hacia los modelos chino o vietnamita. La creatividad cubana brinda al país opciones de futuro ilusionantes. Occidente no debe plantearse como prioridad establecer una economía de mercado convencional, no debe tratar de imponer la democracia a machamartillo y sí dejar que las cosas evolucionen con el devenir del tiempo. Ante todo, Cuba requiere de reformas para salir del estancamiento que viene ahogándola durante décadas, de ahí que se haga imprescindible que EE UU acabe con el embargo al que tiene sometido al país. Esta medida debe ir acompañada de gestos a cargo de esta dictadura impresentable y anacrónica. Con Barack Obama han viajado cerca de mil personas, de lo que cabe suponer que ya están tomando posiciones para hacer negocio. La visita americana no ha gustado a la poderosa comunidad cubana de Miami, anclada en un deseo irrefrenable de odio, tal vez con razón. Pero los nuevos tiempos requieren de apertura de miras y de aplicar el pragmatismo, porque la historia no tiene freno tras el gran paso dado por los estadounidenses. Aznar y el gobierno conservador actual no resultan especialmente simpáticos para la nomenclatura cubana. Su política hacia la isla ha sido errática, cuando no ofensiva, poniendo en riesgo las inversiones españolas. Aún hay tiempo de enmendar el error, a pesar de que nuestro país no cuenta con un gobierno operativo. Quizá una coalición de izquierdas allane el camino y se vuelva a recuperar parte de la simpatía perdida. España tiene un papel en la nueva Cuba por razones históricas y culturales. Cuando llegue el momento, debe desembarcar, invertir y tomar un papel preponderante.
Publicado en El Norte de Castilla el 23 de marzo de 2016