Entre todos lo mataron y él solo se murió. Así terminó sus días como secretario general del PSOE en un esperpento que sonroja hasta el que asó la manteca. Pedro Sánchez fue crucificado en una reunión bronca y vergonzosa, en la que asistió a una asonada urdida desde los cuatro puntos cardinales de España, sobre todo desde el sur. Pero este largo sainete no deja de tener su lado morboso e incluso divertido, pues la ciudadanía pudo oír a través de las conversaciones filtradas a la prensa de qué pasta están hechos estos gañanes. Cambiar las caras para imponer otras carece de sentido, entre otras razones porque el partido ha saltado por los aires y la profunda división que se ha escenificado desde hace meses ha engendrado un callejón sin salida. Todos los aspirantes, barones y demás familia están contaminados, de modo que los militantes están divididos como nunca en toda su historia y los votantes socialistas no salen de su aturdimiento. A quién elegir como jefe de la tribu cuando es palmaria la guerra intestina que sufre la formación socialdemócrata. La cordura debería imponerse y realizar unos cuantos cambios estatutarios. Un ejemplo lo constituiría el hecho de que el secretario general no sea por naturaleza el candidato a la presidencia del Gobierno. De este modo se puede presentar a alguien que goce de cierto consenso y que no forme parte de ningún bando. Además, aún queda por saber qué votarán los diputados socialistas cuando Mariano Rajoy se coloque en el atril del Congreso y pida ser investido presidente. Si el PSOE vota abstención, flaco favor se hacen; si optan por el no, el líder popular convocará nuevas elecciones y es seguro que obtendrá unos resultados excepcionales, dado que el votante de esa izquierda se abstendrá y la ley electoral favorecerá al partido más votado. Tendríamos un PP para los próximos mil años. Más grave es el hecho de que la socialdemocracia desapareciese en España durante unas décadas. Quizá el PSOE podría proponer a Felipe González como candidato a la presidencia en un congreso exprés. Si es que aún es un patriota.
Publicado en El Norte de Castilla el 5 de octubre de 2016