Ahora resulta que todas las mujeres de los hombres importantes no saben dónde tienen la mano derecha. Sucedió con la infanta Cristina, que firmaba todo lo que le presentaba su Iñaki del alma con esa mano, porque tenía fe ciega en él. Hoy le ha tocado desnudarse a Rosalía Iglesias, la esposa del lince de los negocios Luis Bárcenas. Por lo oído en la vista del lunes, Rosalía también confiaba ciegamente en su marido. Es más, esta mujer ni siquiera se molestaba en imprimir su rúbrica en los documentos que le afectaban; su esposo plasmaba un garabato en la declaración de la renta de la señora Iglesias. Preguntada por la fiscal, dijo que ella solo se ocupaba de llevar la casa y que nunca hablaba del trabajo con el amor de su vida. Llevar la casa tiene tela marinera, en su caso, una fruslería de cuarenta y ocho millones de euros. Con esa cantidad, ¿para qué hablar de dónde viene la pasta con tu pareja? Pues como el resto de las españolas, que son idiotas perdidas. No existe declaración más estúpida que la de un idiota que asegura no serlo. La buena de Rosalía aseguró ante el tribunal que no era tonta, algo que no casa con su comportamiento. Es más, aseveró que nunca hablaban del trabajo porque tenían una vida plena y los tejemanejes de su amante no eran materia de conversación porque tenían muchos temas sobre los que hablar. Bárcenas está como loco ante la posibilidad de que su esposa pueda ser condenada a unos años de cárcel. Pretende preservarla y ha apuntado que aún tiene treinta cajas por abrir. Las mujeres han luchado por la equidad contra viento y marea, por eso chirrían testimonios como los de Iglesias, que las colocan en una posición de idiocia total. Tanto esfuerzo para presentarse ante la sociedad como tontas del culo. No obstante, por mucho que se esfuerce el matrimonio Bárcenas-Iglesias, su firma es lo que cuenta en los documentos oficiales. El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, como hemos oído tantas veces, pero parece que a esta gente esta sentencia no les afecta. Luis, sé fuerte y abre las cajas. Diviértenos.
Publicado en El Norte de Castilla el 25 de enero de 2017