No siempre se puede luchar contra la colosal fuerza de la Naturaleza. Ahora bien, cuando afrontamos situaciones manejables es cuando se demuestra la pericia o la incompetencia del ser humano. El pasado fin de semana se demostró esto último. Las autoridades conocían la previsión meteorológica pero apenas hicieron algo más que rezar. El Ministerio de Fomento y la Dirección General de Tráfico dejaron tirados literalmente a miles de conductores en un tramo de la AP-6, una autopista gestionada por Iberpistas, que debería encargarse de su mantenimiento y, en este caso, de despejar de nieve el firme. La gente se vio atrapada en sus vehículos. Niños, bebés y familias enteras quedaron abandonadas a su suerte. Muchos, sin combustible suficiente para mantener al menos caliente el habitáculo en el que permanecieron dieciocho horas. Además, hay que sumar la falta de agua y alimentos, lo que contribuía más a que el caos e incluso el miedo se apoderara de estos ciudadanos que, no lo olvidemos, pagaban por un servicio. Las máquinas quitanieves no hicieron su trabajo, estaban perdidas en vaya usted a saber dónde. Tuvo que intervenir la Unidad Militar de Emergencias para sacarle las castañas del fuego al Gobierno. No se puede culpar a los gobernantes cuando caen chuzos de punta. ‘Piove, porco Governo’ (llueve, cochino Gobierno) claman los italianos para quejarse, pero atragantos como los sucedidos no deben quedar impunes. Recordemos que algo similar ocurrió hace pocos años y no se depuraron responsabilidades. La oposición ha pedido la comparecencia en el Congreso de los titulares de Fomento e Interior. Le han cargado el muerto a la concesionaria y a los ‘irresponsables’ conductores, que tan solo buscaban regresar a sus hogares tras la conclusión de las fiestas navideñas. Los partidos políticos sacarán poco rédito a este asunto, pero algo tenían que decir, aunque probablemente ellos hubiesen actuado de igual forma, porque la distancia existente entre el poder y la ciudadanía es tan insalvable como la formidable fuerza que atesora la Tierra.
Publicado en El Norte de Castilla el 9 de enero de 2018