Mariano Rajoy es hoy un zombi político. La sentencia del caso Gürtel ha tambaleado al presidente, al Gobierno y aturdido a su partido. El pasado, tarde o temprano, siempre llama a la puerta. Nadie cree que Rajoy sea un corrupto, pero sucede que esa corrupción sistémica durante los años que se han juzgado en la Audiencia Nacional condena implícitamente al presidente por haber estado al frente del PP a lo largo del periodo en que se estaban produciendo la financiación ilegal y las mordidas. Como responsable máximo de la formación conservadora, no hizo lo suficiente para aplicar los resortes que laminasen esas prácticas mafiosas y que se depurasen las responsabilidades correspondientes. Esa ha sido la causa por la que hoy se encuentra tocado en la línea de flotación. Ha sido víctima de esa actitud tan suya de dejar que los problemas se resuelvan solos. Un cirujano no se habría comportado de ese modo.
La legislatura está finiquitada. Ciudadanos ahondará en el desgaste del PP y paralizará cualquier iniciativa legislativa importante que provenga del banco azul. Albert Rivera huele la agonía y va a despedazar a los populares, sabedor de que las encuestas le dan como ganador en una hipotética convocatoria electoral. Rivera es un advenedizo que coreografiará las cabriolas necesarias para acabar con un líder moribundo.
Pedro Sánchez quiere aumentar su visibilidad al presentar una moción de censura contra el presidente Rajoy. Necesita pactar como Fausto con Mefistófeles, vendiendo su alma para adquirir el conocimiento universal, que en su caso se traduce en el acceso al poder. Pretende que se adhieran a su causa partidos con ideas repugnantes para los intereses de España, lo que hace prácticamente imposible que prospere esa pretensión. Constituiría un acto de traición a sí mismo. Mientras tanto, quienes van a padecer la inestabilidad serán los españoles, pues un país de incertidumbres carece de presente y de futuro. La prima de riesgo va en aumento. Es decir, el juego político nos está costando algo más que consternación. Todo depende de los números.
Publicado en El Norte de Castilla el 30 de mayo de 2018