Cuando las heridas se cierran en falso, mal asunto. En España lo sabemos de sobra. Bastan unos ejemplos. José Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, actuó como un exquisito torturador durante la dictadura franquista. Disfrutaba con pueril fruición aplicando a los detenidos toda suerte de daños, a homosexuales, izquierdosos o, sencillamente, a quien le venía en gana. Era un inspector de policía muy eficiente para estos menesteres. Hemos conocido que posee cuatro medallas, condecoraciones que se le concedieron sin someterse a ningún escrutinio y que están pensionadas, es decir, que las paga todo hijo de vecino. El ministro Grande-Marlaska está preparando un expediente para retirarle semejantes dones. El titular de Interior hubiera sido sometido a similares torturas por el sujeto en cuestión, dada su condición de homosexual. Cosas del destino.
Se calcula que en nuestro país desde el año 1936 fueron robados trescientos mil bebés para comerciar con ellos. Esta práctica se extendió también durante los gobiernos de Felipe González (y los sucesivos de Aznar), lo que demuestra la magnitud del drama y la inoperancia del sistema. Ahora se va a sentar en el banquillo de los acusados uno de los sujetos que participó activamente en esta nefasta praxis. La asociación que vela por que se esclarezcan los hechos ha conseguido al menos que se abra el melón. Veremos cómo está de amargo.
Como ya sabemos, el Gobierno de Pedro Sánchez va a poner orden en el Valle de los Caídos y revitalizar la Ley de la Memoria Histórica para colocar a cada uno en su sitio, a Franco el primero. Por cierto, la nefasta y en muchos casos fallida amnistía fiscal del exministro Montoro perdonó a la familia del dictador una multa por haber eludido siete millones y medio de euros. ¿De dónde proviene la fortuna de la familia del dictador? Es fácil saberlo. Solo hay que echar un vistazo a los antecedentes del abuelo cabrón para que los Franco Martínez-Bordiú tuviesen la vida resuelta. Hacienda seguirá informando. El pasado es muy inquieto y llama a las puertas tarde o temprano.
Publicado en El Norte de Castilla el 27 de junio de 2018