Nunca se desvaneció, pero la ultraderecha populista está organizándose para distorsionar, aún más si cabe, la ya enredada política española. Disfrutamos (por decirlo de alguna forma) del espejismo de que solo afectaba a las naciones centroeuropeas o a la Italia indómita. Tan solo se libran Portugal e Irlanda. Vox, el partido que le da forma a la bicha, ya se ha convertido en un ‘partenaire’ de primer orden. Sus apoyos son decisivos para conformar un gobierno de derechas tras conocerse los resultados de los comicios andaluces. Xenófobos, machistas y excluyentes, los ultras han asaltado una primera plaza, pero se prevé que cuando el presidente Sánchez tenga a bien convocar las elecciones generales pueden dar el campanazo en espacios que, como Madrid, cuentan con un gran número de nostálgicos y de desencantados con el sistema autonómico, por poner un ejemplo. La ultra francesa Marine Le Pen se ha apresurado a felicitar calurosamente a los que ella llama sus amigos españoles. Santiago Abascal, la cabeza visible de Vox, está que no cabe en sí de gozo. Supongo que la avalancha de felicitaciones le llegará por parte de sus homólogos europeos, que son un montón de politicastros con mucho poder.
El PP estaba cegado por desplazar al PSOE del poder en aquella tierra. Cuatro decenios son muchos para un partido al frente de las instituciones, así que la formación de Pablo Casado está encantada de desalojar a los socialistas, obstinados con pactar hasta con el diablo. El caso es que las derechas están de enhorabuena: los populares, como ‘primus inter pares’, llevan arrastrando una existencia paranoide cargada de derrota tras derrota. Así que habrá que prepararse para una coalición con Ciudadanos y el maldito Vox. El fenómeno se extenderá por el resto del país como una mancha de petróleo y, ¿saben?, no es plato de gusto. La sociedad española tendrá que retratarse tarde o temprano. El populismo, no importa el ala que le adjudiquemos, ha llegado para quedarse y se prepara para corroer todo lo que toque. Veremos las velas que desplegamos para combatirlo.
Publicado en El Norte de Castilla el 5 de diciembre de 2018