El veneno de un alacrán puede matarte o hacerte perder unas elecciones. El Partido Popular va sobrado de sustancias tóxicas y no ha tenido otra ocurrencia mejor que compartirlas con las familias de unos pescadores. Soraya Sáenz de Santamaría ha sido la encargada de poner en circulación una dosis aún más letal que las destinadas al autoconsumo. La portavoz del PP en el Congreso culpa al Gobierno de la mala gestión del secuestro del ‘Alakrana’, lo que constituye una muestra de irresponsabilidad política y falta de visión de Estado para las que cualquier calificativo se queda corto. Si los familiares de los marineros ya estaban angustiados por la incertidumbre, con la nueva aportación del partido de Rajoy ya pueden dormir más tranquilos. Sáenz de Santamaría no ha explicado cuál es la alternativa que propone su formación a la estrategia puesta en marcha por el Ejecutivo frente al asalto del atunero vasco. Tal vez a alguien en Génova le encantaría que nuestras fragatas atacasen el barco, rememorando el exitoso expediente del ‘caso Perejil’. Pero me da que no sirve, entre otras razones porque en aguas somalíes no hay cabras ni hemos de reducir a cuatro inofensivos militares marroquíes. El PP tiene tantos frentes abiertos en su camarote que no les permiten pensar con claridad. Para bravuconadas sirve cualquiera, pero dejan de ser un juego infantil cuando se profieren desde un partido que aspira a gobernar España, para convertirse en un ejercicio de abyecta incapacidad.

El aturdimiento de los seres queridos de los secuestrados no necesita otra vuelta de tuerca ideada por el primer partido de la oposición. Los piratas que retienen al barco español sólo quieren ver el dinero del rescate. Tampoco hay que perder de vista a los bufetes internacionales que hacen de intermediarios en la liberación de los apresados, que merecen capítulo aparte. Estos despachos constituyen la otra mitad de la escalada corsaria, porque si no resulta incomprensible que los piratas conozcan todos los detalles de carga, ruta y dotación de sus objetivos. Pero ahora lo importante es traer sanos y salvos a nuestros compatriotas, y no queda otra que aligerar la cartera. En una crisis anterior, el Gobierno adelantó el dinero y se zanjó el asunto. Aunque en la situación actual no ayuda demasiado que dos somalíes duerman en una cárcel española, es esencial confiar en nuestro servicio de inteligencia y apoyar a todos los organismos del Estado sin fisuras, lejos de coyunturas oportunistas. El Partido Popular debe rectificar su rumbo y administrar sus defensas con más tino. No olvidemos lo que le sucede al alacrán: cuando pica, tarda bastante tiempo en reponer el veneno. Por eso hay ocasiones en las que ataca y no es letal. Puede que Mariano Rajoy eche de menos la toxina cuando más la necesite, pues estos arácnidos tienen la costumbre de devorarse entre sí.

Publicado en El Norte de Castilla el 7 de noviembre de 2009