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Roberto Carbajal

La aventura humana

Rosa Valdeón, ¿arrodillada otra vez?

Es lo que tienen las tradiciones: muchas son una fiesta, otras pasión y algunas nadan en la obsolescencia.

La antigua consejera de Familia, y hoy alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, está cabreada porque la Cofradía del Silencio ha rechazado la admisión de mujeres entre sus filas. Tampoco otra hermandad, la del Cristo del Amparo (conocida como la de las Capas Pardas), desea verlas corretear por ahí. Ayer, la alcaldesa (PP) dijo a los medios de comunicación que se planteaba seriamente acudir el Miércoles Santo a ofrecer el silencio de la ciudad al Cristo de las Injurias, porque considera que en los tiempos que vivimos no se puede discriminar a la mujer en cualquier manifestación, en este caso, popular. No han transcurrido veinticuatro horas y la edil ya ha comenzado a matizar su ‘explosiva’ declaración. El asunto se ha convertido en noticia de alcance en medios nacionales, así que volvemos a las andadas de lo sucedido el año pasado con una cofradía que celebra una romería. En aquella ocasión, a Valdeón Santiago no la invitaron a varios actos por ser mujer, y se sintió molesta. Protestó bastante, pero el asunto se cerró en falso, como suele ocurrir. Cuando son las 13:18 del 10 de febrero, parece que finalmente Valdeón acudirá ante el Cristo a ofrecer el silencio de toda una ciudad, en la que viven católicos y no católicos. Pero todo sea por no complicarse la vida. Faltan 50 días para la Semana Santa, y todo se andará.

Os dejo un par de píldoras de vídeo. Cuando Valdeón arrancaba en las lides municipales, en un discurso en el que habló de igualdad. También, en otro podréis ver a Mariano Rajoy calificándola de “alcalde”. Y es que el subconsciente te traiciona y luego lo enlazas con la Semana Santa y, en fin… Lo gracioso de las palabras del aún líder popular es eso de “un partido unido”. Yo te vigilo a ti, tú haces lo mismo conmigo; de este modo, estamos más unidos que nunca.

(Incluyo un artículo publicado el 29 de marzo de 2008 en El Norte de Castilla, en el que me extiendo un pelín más sobre el asunto.)

VALDEÓN, DE RODILLAS

La Humanidad ha alumbrado personas excepcionales. Abraham Lincoln abolió la esclavitud y varias generaciones de estadounidenses de raza negra dejaron de ser tratados como infrahombres. Las mujeres no habrían accedido al sufragio universal si muchas de ellas no hubieran sido apaleadas o asesinadas en el empeño. En los años cincuenta Rosa Parks se negó a ceder su asiento en un autobús a un hombre blanco y los derechos civiles en Estados Unidos avanzaron gracias a que su dignidad fue arrojada al asfalto. De hecho Barack Obama aspira en noviembre a convertirse en el primer presidente negro de la superpotencia. Por eso si la alcaldesa de Zamora rechazase rendirle pleitesía a una imagen policromada de Jesús de Nazaret la democracia respiraría y su gesto trascendería. Pero hay que tener arrojo para decir basta, plantarle cara a las costumbres trasnochadas y soslayar la presión más integrista. Y Rosa Valdeón no es Rosa Parks, aunque tenga recursos para compartir con ella algo más que el nombre. Ese potencial puede ser usado con las cofradías que lucieron hace unas fechas o con una romería católica que recibe subvenciones de su ayuntamiento y que la han vetado en sus actos protocolarios por el mero hecho de no ser un hombre.

Aún resuena la música de la Semana Santa, pero su rumor no deja de chirriar. Desde 1945, todos los miércoles santos los alcaldes de Zamora leen una plegaria ante el Cristo de las Injurias antes de la procesión del silencio. Forma parte de la tradición y todo el mundo a callar. Este año ha sido excepcional porque era la primera vez que una mujer se dirigía a la divinidad hablando ilegítimamente en nombre de toda la ciudadanía. Durante la dictadura del general Franco los uniformes de los miembros de la Iglesia y del poder político estaban cortados por el mismo sastre, desprendiendo el mismo hedor alcanforado. Hoy vivimos en un Estado aconfesional, así que no existe una razón sólida que avale a Valdeón para clamar con la supuesta voz de todo un pueblo y a que se arrodille como alcaldesa ante un icono católico o de cualquier otro rito. La ex consejera de Familia dijo que estaba allí para ofrecer el silencio por encargo de la ciudad, pero ese silencio fue una oportunidad perdida, contenido melifluo del discurso al margen. En el atrio de la Catedral no comparecía la Rosa ciudadana, sino la alcaldesa de 68.000 cuerpos y almas que no están en total sintonía con ella, sobre todo en una de sus aseveraciones, “no somos ricos ni lo pretendemos” (¡). Seguro que más de uno preferiría sortear una riada de ferraris por el casco antiguo que verse reflejado en la cola de los indicadores económicos. Pero en la “semana de pasión” cabe de todo. Le pedía Rosa Valdeón amor al Cristo de las Injurias. Nunca he estado tan de acuerdo en esta materia con nadie. El amor le gusta a todo el mundo, pero habrá que buscarlo en otra parte.


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Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


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