Las vueltas que da la vida: de invitados privilegiados en la “boda de Estado” de la hija de José María Aznar, a imputados en una trama de corrupción. Dicen de Francisco Correa que soñaba con vivir como un pijo, rodearse de lujo y casarse con una mujer espectacular. Consiguió casi todo. Tanto Correa como Álvaro Pérez, el otro detenido por orden de Baltasar Garzón, arrastran un porte al más puro estilo quevedesco, un pelín subido de tono para mi gusto.
Durante la boda de Ana Aznar y Alejandro Agag, un equipo de “Caiga quien caiga” se acercó a las inmediaciones de palacio. Desde la fila, Arturo Valls se dirige a los ahora detenidos y les pregunta (50″): “¿Quién sois?” (sic). Se palpa cierta chulería en el ambiente, la verdad. El caso es que parece que ahora ya se sabe quiénes eran y lo que podrían ser en el futuro. Confiemos en que este asunto no salpique demasiado al PP de Castilla y León, porque cuando se pone en marcha el ventilador ya no hay quien pueda pararlo.