Este año los problemas van a resolverse solos, como en 2012. Así da gusto. El Gobierno carece de un plan esperanzador para España, salvo desangrar las carteras de los indefensos. Este abatimiento no constituye la mejor expectativa para una ciudadanía inquieta y sumida en el desasosiego. Pronto contaremos con seis millones de parados, la población de Israel. Una idea podría ser montarlos a todos en un barco e instalarlos en el Sáhara. Razón: desaparecen de las estadísticas y Rajoy se apuntaría el tanto. Se matan dos pájaros de un tiro: por una parte, colonizamos una zona rica en petróleo y otras exquisiteces, hacemos piña con nuestros antiguos compatriotas saharauis e intimidamos a Marruecos. En ese lugar del mundo todo está por hacer. A los israelíes la fórmula les fue bien, así que no veo los peros. Debemos enfocarlo como una oportunidad, no como un drama; recordemos que un gerifalte del empresariado español se atrevió a sugerir que los parados deberían aceptar cualquier empleo, aunque proviniese de Laponia.

Hay que ver el desierto con otros ojos, una playa enorme infrautilizada casi en primera línea frente al mar. Como la mayoría de los desempleados provienen del mundo de la destrucción, aprovechemos ese bagaje y levantemos nuevos hoteles. Incluso desatascaríamos la atención internacional del conflicto en Oriente Medio y ahuyentamos el asfixiante escudriño sobre nuestras cuentas públicas. Trabajar para los alemanes otra vez, no; gracias. Es tan solo una idea, pero una al fin y al cabo, habida cuenta de que nadie aporta otras mejores. Rajoy despidió el año con la cara más larga y dura que nadie haya visto en un gobernante. Reflejaba la viva imagen del agotamiento y la inanición, y eso que sólo lleva un año largo de presidente. Aquí nadie habla en serio, tampoco yo; la diferencia es que no estoy en la Moncloa y carezco de predicamento. Aun así, aterra que la idea peregrina de un éxodo forzoso caiga en el escritorio de algún loco carente de otras más audaces. Este 2013 asusta incluso a los cómicos.

Publicado en El Norte de Castilla el 2 de enero de 2013