Aunque no conviene lanzar las campanas al vuelo, los cubanos tienen motivos para estar ilusionados. El deshielo establecido entre Estados Unidos y la isla, bajo el auspicio del papa Francisco, no puede menos que ilusionar al país caribeño y, por extensión, también al resto del mundo, sobre todo a nosotros, los españoles. Cuba ya no es una amenaza para la seguridad estadounidense, a la par que la Administración Obama ya no considera al bastión comunista como uno de los lugares del mundo en el que se entrena a terroristas. Quizá el principal escollo para el proceso que acaba de abrirse provenga más de la mayoría republicana en el Congreso americano que del inmovilismo de la ‘nomenklatura’ cubana. El tímido paquete de cambios producido hasta ahora, que abrió el melón de la propiedad privada (hasta donde puede extenderse el término en una dictadura como la caribeña), es tan solo un bosquejo de lo que aún está por llegar. Hace años la titular de la cartera de Comercio cubana viajó a Vietnam para conocer de primera mano cómo el país asiático implantó un sistema pragmático a imagen y semejanza del que funciona (y cómo) en China. Salvando las diferencias de mentalidades entre unas naciones y otras, en Cuba se inicia un proceso que será tortuoso, del que se pretende que las diferencias en esta liza no se conviertan en un obstáculo para el plan trazado entre los dos países. España podría convertirse en un árbitro imprescindible para completar el deshielo, aunque nuestro servicio exterior no tenga un plan claro en este asunto; todo lo más, la ampliación de las inversiones, puesto que, hasta la fecha, el ministerio que dirige García-Margallo se comporta más como un comparsa que como la representación diplomática de un país soberano.
Los cubanos son una nación creativa, por necesidad, claro está, así que las expectativas de futuro para las nuevas generaciones no pueden ser más que ilusionantes. Cuba: un país, dos sistemas; Cuba, ¿la China de América Latina? España, ¿los pardillos de siempre? Comienza el juego.
Publicado en El Norte de Castilla el 15 de abril de 2015