Lo mejor de esta campaña política es que está a punto de concluir. Lo peor, todo lo demás. Nos ha quedado claro que para las elecciones municipales todos los partidos han prometido hacer que las vidas de la gente sean mejores, pero no han explicado cómo. Son estos unos comicios a los que concurre la mayor oferta desde nuestra pequeña historia democrática, así que el aturdimiento ante tanto producto tiene fuera de sí a los electores. A pesar de la variedad de tanta charlatanería, se siguen reproduciendo los clásicos estilos y tics de siempre. Nunca he comprendido por qué hay individuos que llevan a sus niños para que el político de turno los bese. Qué pasa por la cabeza de estas personas. ¿Acaso se lo ofrecen en sacrificio, como sucedía en la antigüedad? Estos pequeños estarán marcados para siempre con tanto ósculo. Las videotecas guardarán para siempre ese momento y el niño, cuando crezca, verá con horror cómo Esperanza Aguirre le planta un beso y le mesa el cabello a modo de recuerdo, porque el político se queda con todo lo que encuentra a su paso. La gente debe de pensar que el candidato a gobernar es una especie de chamán o un mago que sacará dos futuros venturosos de la chistera. También hemos descubierto que los políticos comen, y cómo. Se retratan comiendo paella a dos carrillos tratando de convencer a las personas de buena fe que se alimentan como el resto. Pues claro. ¿Y los que se pasean en bicicleta por las ciudades, intentando convencernos de que apuestan por la sostenibilidad y la vida sana? Ellos siempre se desplazan en coche oficial; al menos, si lo hiciesen en bici habitualmente tendría algún sentido, pero hay culos de mal asiento y el de las dos ruedas es bastante incómodo, la verdad. De lo que no cabe la menor duda es que el próximo domingo y los días que están por venir contemplaremos la constatación de la falta de ideas concretas y que la vaguedad de la mezcolanza de los mensajes lanzados durante estos días tan solo van a proporcionar un arco político que no habrá dios que case.
Publicado en El Norte de Castilla el 20 de mayo de 2015