El PP quiere ponerle puertas al mar. Me refiero a que planea sancionar hechos como el vivido el sábado durante la gran pitada en la Copa del Rey de ‘fúrbol’, como diría Villar, el presidente de la Federación. La reflexión la comunicó Carlos Floriano, ese humorista impagable que se adorna de frases memorables cada vez que abre la boca y que tanto nos divierte en los tiempos que corren. A ningún español bien nacido le gusta que se arrastre el himno nacional como lo hicieron muchos de los asistentes al partido en cuestión. Se trata de uno de los símbolos del Estado y merece un respeto, sin duda. Ahora bien, ¿qué ley se puede aplicar o cambiar para sancionar a quienes se pasan por el arco del triunfo la partitura? No hay forma humana de hacerlo, salvo que se suprima el derecho de la libertad de expresión de nuestra Constitución, algo que no se va a producir; para cosas como esa ya tenemos a RTVE y las cadenas autonómicas.
Circulan por ahí propuestas de lo más peregrino para que estos hechos no vuelvan a repetirse. Hay quien arenga a que se sancione a los clubes, como si esta medida fuera a disuadir a los que no se sienten españoles. Además, dados los presupuestos que manejan equipos como el Barcelona, la sanción se la traería al pairo, porque de todos es sabido que este equipo es más que un club. Otros ponen sobre la mesa sancionar al público, algo ridículo a todas luces, pues a ver quién es el guapo que controla algo como eso. Ya puestos, sería mejor contratar a un flautista, de Hamelín o de la calle Génova. Mientras hace sonar su flauta, los independentistas le seguirían hasta el Mediterráneo y se ahogarían. Resuelto el problema. Eso sí: no olviden pagarle, como reza en el cuento de los hermanos Grimm, no vaya a ser que las cosas empeoren. Más que nada para que la desgracia no se extienda a quienes no piensan como ellos. Creo que lo mejor es dejar las cosas como están y lidiar con este país nuestro, raro, raro, raro. Tendremos que aguantarnos con lo que hemos construido entre todos. Sí, entre todos.
Publicado en El Norte de Castilla el 3 de junio de 2015