Ya tenemos otro mártir para los anales de la Historia. Emulando a Ghandi y mezclando las biografías de otros revolucionarios, Artur Mas y sus mesnadas van a meter a España en un lío de difícil resolución. La trama consiste en presentarse a las elecciones, ver los resultados, aguardar a que pasen las fiestas navideñas y envolverse en la bandera como no hemos conocido nunca. Ese es el lugar en el que quiere colocarse en los libros. Estirará tanto la cuerda que va a obligar al Estado a aplicar el artículo 155 de la Constitución, que no es otro que la aplicación extrema de la suspensión de la autonomía catalana y aplicar la ley a quienes la incumplan. Menudo follón. Algaradas por las calles, desobediencia civil, manifestaciones multitudinarias y, quién sabe, la Guardia Civil interviniendo en todo el entramado. Lo que le faltaba a España. Al dinero le aterroriza la inestabilidad, por tanto, los inversores buscarán otro nicho en el que colocar sus carteras.
¿Qué harán quienes formen el Gobierno que alumbren las urnas en diciembre? Es una historia que aún está por escribir y además llegarán tarde, porque la situación es ya imparable. Nuestro país no puede permitirse el lujo de la inestabilidad social y la secesión de uno de sus territorios, porque caminamos por un frágil alambre que asusta al más audaz de los funánbulos. Todos los focos informativos se volcarán sobre España y el conflicto se internacionalizará pese a quien pese. No sirve reflexionar qué nos ha llevado a esta situación, porque es obvio que nadie ha sabido conquistar el corazón de los catalanes a lo largo de estos años; más bien todo lo contrario: se ha producido una desafección recíproca que va a poner a prueba a todo el aparato estatal y a los ciudadanos de todo el país. Parece una narración catastrofista, pero aguarda a la vuelta de la esquina. Confiemos en que no debamos darle la razón a Aznar y no tengamos que hablar de la balcanización de España. Suena excesivo, aunque es una posibilidad que sólo la creatividad podría disolver pronto.
Publicado en El Norte de Castilla el 21 de octubre de 2015