Tal vez haya cierta saturación en cuanto a la presencia de políticos en televisión. No obstante, debemos ser conscientes de que se ha abierto un tiempo nuevo, porque la lucha política no sólo se dirime entre dos. El espectro electoral está más abierto que nunca y, por qué no, esto es saludable. Será complicado llegar a acuerdos de gobierno, pero el aire fresco que se ha colado en nuestra vida pública no puede ser más que plausible. No debemos tener dudas: estamos viviendo una segunda transición y todos debemos participar en ella como lo hicimos en los albores de la primera. Es cierto que los hechos han depositado en forma de posos a personas que llegaron al poder para enriquecerse, enturbiando un caldo espléndido para nuestras vidas tras la muerte del dictador. Aun así, la democracia merece la pena, no hay duda. Pero no deja de sorprender que haya personas que se declaren apolíticos, como si fuese tan fácil sustraerse de este aspecto de la vida. La realidad es que nadie es apolítico. Basta rascar un poco en la opinión de esta rara avis para ubicarle en un partido cualquiera. ¿O es que acaso nadie tiene una opinión sobre cualquier asunto que le incumbe? Existe una amplia variedad de diferencias que nos mueven a elegir a un líder y a descartar al resto. Si presentas una serie de cuestiones al autodeclarado apolítico, te darás cuenta de que el tipo tiene una ideología subyacente como la de cualquier ser humano. De hecho, este tipo de personas suelen exponer su opinión con la misma intensidad que otros de su especie. Quién no alberga dudas sobre el aborto, la intervención del Estado en sus vidas, la incertidumbre por llegar o no a disfrutar de una pensión digna, la privatización de la sanidad pública o la educación de sus hijos. Nadie debería sustraerse de participar en política, aunque sea desde la modesta militancia o la simpatía por las ideas de un partido. La política es un asunto muy serio como para dejarlo en manos de los políticos, como diría el otro. Eso sí, si no participas, luego no te quejes.
Publicado en El Norte de Castilla el 9 de diciembre de 2015