La suerte está echada. ¿Y ahora qué? El Parlament de Cataluña ha investido al líder que abanderará la supuesta independencia. Da la sensación de que desde el Gobierno central no se está tomando el asunto demasiado en serio, porque tan solo se limita a declarar que este asunto es ilegal. Pero aseverar esto no es suficiente, no es lo que esperan los ciudadanos. Mariano Rajoy, presidente en funciones, aunque no atado de manos, debe trazar un plan que no sea simplemente aplicar el artículo 155 de la Constitución, que arroga prerrogativas para suspender la autonomía a la comunidad que no cumpla con las leyes. El asunto trasciende a la legislación, tiene unas connotaciones sentimentales que no se pueden obviar. Si solo fuese un asunto legal, la cuestión tendría una resolución mucho más sencilla. Cuando tocas el corazón de la gente, esté acertada o no, las cosas se complican. Durante el discurso del nuevo president, se puso de manifiesto que Cataluña quiere algo más que competencias, persigue directamente la independencia, simple y llanamente. Las revoluciones siempre tienen predicamento, sobre todo entre la gente joven, que tiene la sangre hirviendo y la mente en rebeldía contra todo lo establecido. A pesar del sentimiento, no debemos perder de vista que Artur Mas utilizó la secesión para enmascarar los recortes. De eso no se ha hablado en ningún escenario, y la realidad es que parece que la estrategia ha dado su fruto: la ciudadanía ha abrazado la idea de la independencia, relegando la precariedad social. El nuevo president, Carles Puigdemont, anunció una Cataluña independiente en dieciocho meses. No es casualidad el periodo. El himno catalán dice literalmente “¡Llegó la hora, segadores! ¡Hora es ya de estar alerta! Y para el próximo junio, de templar las herramientas!” Echen cuentas y verán en qué mes cae el objetivo. Les recomiendo que busquen la canción y entenderán el espíritu que flota en todo el proceso, que se cumple al pie de la letra. Y es que está claro: cuando conviene, cortamos las cadenas. Y ahora les conviene.
 
Publicado en El Norte de Castilla el 13 de enero de 2016