El investigador y columnista de El Norte de Castilla, Anastasio Rojo Vega, falleció ayer. Lo conocí un día durante una visita a una bodega junto con otros compañeros de columna del periódico. Me pareció una excelente persona, algo que corroboré con quienes le conocían mejor. Era alguien con una preparación encomiable y un prestigio profesional científico de altura. Pero, ante todo, encontré a un ser sencillo y afable. Le echaremos de menos. Descanse en paz.