A Sergio Ramos le preocupa más que el himno nacional español no tenga letra que la situación en Cataluña. El jugador del Real Madrid lo proclamó hace días en una entrevista. Nadie duda del patriotismo del central sevillano en cuanto a su actitud durante la interpretación del himno, cabeza mirando al cielo y envuelto en la bandera durante la celebración de un triunfo. Sergio no es un intelectual al uso, habida cuenta de que si le preocupa más que nuestra partitura carezca de letra que la situación en Cataluña no arrastrará una legión de seguidores que piensen como él. El himno español está bien como está, no precisa de versos de ningún tipo que glosen las hazañas y los valores que representan a España. Cada vez que la selección nacional juega en casa, la gente se desgañita acompañando las notas de la pieza con su lailo lailo, lo lailo lailo lailo, lailo lai lo la, lo lailo lala la. Habrán observado que el texto es fantástico y fácil de memorizar. Bien, pues cuando se interpreta la versión corta antes de un partido el público que lo corea no da pie con bola y siempre se decantan por la versión larga. Y no será porque se haya interpretado en pocas ocasiones para que la gente a estas alturas no sepa que debe tararear la partitura corta en vez de la larga, pero no hay manera. El himno español es una melodía espléndidamente orquestada y añadirle texto sería estúpido, porque reduciría la expresión de su fuerza musical. ¿Qué tipo de letra debería proporcionarle? Todos los intentos han resultado fallidos, por horteras y anacrónicos. Además, a ver cómo se contenta a todo el mundo, dadas las sensibilidades políticas que acogotan a nuestro país. Cantar qué altas son nuestras colinas o qué extensos son nuestros campos, o incluso nuestros logros imperiales, no aporta nada. Reconozcamos que no tenemos la tradición de cantar ningún himno, así que dejémoslo como está. Cuando hace algunos años el gobierno de turno alentó a los españoles a que presentasen unas estrofas para incorporarlas a la música el resultado fue desastroso. España es diferente, ¿eh?
Publicado en El Norte de Castilla el 22 de noviembre de 2017