Tuve la oportunidad de asistir a uno de sus conciertos. El periódico me envió para cubrirlo. Recuerdo sus formas de dirigir, sin aspavientos, sin lucimiento, sin esos excesos que, lamentablemente, acompañan a muchos de sus colegas. Dirigió a la Orquesta Sinfónica de Madrid y ese glorioso día tocó Mahler. Hablé con algunos de sus músicos. Lo tenían en un pedestal. Les hacía sentir y, sobre todo, era una buena persona. El funeral se celebrará en su Toro natal (provincia de Zamora). El cáncer acabó con él demasiado pronto, pero su visión musical nos acompañará siempre. Descanse en paz.