Fotos, fotos y más fotos. La Torre Eiffel fue ayer la protagonista de la jornada que la Ruta pasó en París. Los ruteros
estaban realmente felices y exaltados en la ciudad del amor. Hay que tener en cuenta que para muchos de ellos es la primera vez que están en Europa, y en pocos días conocen Bruselas, Brujas, París, Madrid… ¡un sueño hecho realidad! No exageraría si dijese que cientos de fotos se hicieron ayer en el Campo de Marte. Ni las cámaras ni casi los ruteros daban abasto.
Tras un largo camino desde Gante, con un gran atasco incluido que nos hizo retrasar todo tres horas, llegamos a la grandiosa sede de la UNESCO. Como les comenté el otro día, la Ruta Quetzal fue declarado programa cultural de “Interés Universal” por la UNESCO en el 1990, así que esta esperada visita (ya que es la primera que la ruta viaja por Europa) fue un acontecimiento histórico. Allí nos recibió en nombre del embajador Tania Fernández Toledo que nos explicó estupendamente el origen y el funcionamiento de esta institución.
Francia celebrara ayer su Fiesta Nacional en la que festejan la toma de la Bastilla en 1789. Cientos de franceses disfrutaban del maravilloso día comiendo y descansando tranquilamente en los jardines a los pies de la Torre Eiffel. Y cuando digo tranquilamente me refiero hasta que llegaron los 227 expedicionarios a cantar, a bailar y hacerse miles de fotos con esa preciosa estampa. La “Moza”, “Panameña” o “Chinito del alma” fueron algunas de las canciones que se escucharon por diferentes puntos de París.
Aquí les dejo una pequeña muestra:
A pesar del cansancio y del calor, la ruta ya saben que no para. Poco a poco y siguiendo el cauce del Sena, fuimos conociendo los lugares más emblemáticos como los Inválidos, el Museo del Louvre o Nôtre Dame, entre otros.
Fue una visita exprés, pero muy intensa. Si alguno tenía duda de si merecería la pena pasar unas seis horas escasas en París, debo decirles rotundamente que por supuesto que mereció la pena. De hecho creo que esta parte europea, Bélgica y París, ha marcado un antes y un después en la Ruta Quetzal BBVA. Nunca antes se había hecho y tanto la organización como los expedicionarios están encantados de cómo ha resultado. Esperemos que se repita muchas veces más.