Esta crónica la empezaré con el final del día. A los expedicionarios les esperaba una gran sorpresa en el Canal de Isabel II, donde instalaron su campamento. Miguel de la Quadra-Salcedo, director y creador de Ruta Quetzal BBVA, había ido a visitarles. Cuando digo sorpresa es por dos cosas, porque como muchos ya sabréis Miguel debido a su edad ya no acompaña a la expedición como antes sino que se acerca a verles alguna vez y sorpresa también porque cada vez que está Miguel nadie sabe lo que puede pasar. Tras hablar sobre el agua de Lozoya, la historia de Colón, la de Panamá y Vasco Núñez de Balboa a algunos de los expedicionarios que a su alrededor se encontraban, propuso a la chica marroquí de la expedición, Yousra El Otmany, que rezase allí mismo en árabe para todos nosotros ya que están en época de Ramadán. Miguel sacó la alfombrilla del coche, la rutera fue a por su velo y pidió agua porque para rezar le hace falta higiene personal.
Yousra, que vive en Tánger, antes de rezar explicó que el Ramadán empezó el 10 de julio y que se hace por solidaridad a la gente que no tiene nada. Asimismo se lavó las manos, la boca, la nariz, la cara, los brazos, las orejas y los pies, en este orden y tres veces cada una.
Tras el rezó, estuve hablando con ella y me dijo que no seguía el Ramadán durante la Ruta porque las condiciones de higiene no lo permiten. Pero que no pasa nada porque no lo sigas cuando estás de viaje.
A primera hora de la mañana comenzamos “La gran aventura del río Lozoya”, una caminata de 16 km aproximadamente, facilita (sobre todo si lo comparamos con lo que han vivido en Panamá) y no demasiado calurosa. La aguas del río Lozoya llegaron a Madrid en 1858 y en ese momento ponía a disposición de la capital 200 litros de agua por habitante y día.
Durante la caminata, los expedicionarios pudieron bañarse en el gélido río. Aunque la mayoría aseguraba que le sentó de maravilla esa “refrescante” agua.
Antes de finalizar la marcha y llegar a Rascafría, pudimos ver la antigua fábrica donde se hizo el papel de los originales del Quijote. Por la tarde, Miguel les enseño un original del libro que Miguel de Cervantes escribió en 1605.
Una vez en Rascafría, los ruteros visitaron el museo del chocolate y pudieron degustar algunas de las variedades. En la plaza del pueblo les recibió la alcaldesa y la directora de la oficina BBVA de Miraflores.
Por la tarde, Fray Martín les acompañó por el Monasterio de El Paular. En el comedor góticos los expedicionarios le hicieron entrega de botas y sandalias de Panama Jack para él y el resto de los monjes.
Antes de cenar, los expedicionarios montaron las tiendas en el canal de Isabel II y los periodistas pudimos estar un rato con Miguel. Le preguntaron sobre la admisión de la Ruta en Marca España y dijo que la Ruta Quetzal es el mejor embajador en Iberoamérica. “Sin Europa no somos nadie pero sin Iberoamérica tampoco”.
Jesús Garrido, el sacerdote de la expedición, dijo que no solo somos Marca España sino que somos “Marca Miguel de la Quadra”.