David F. Atienzar |
Amaya Alonso lleva casi toda su vida nadando. Está tan adaptada al medio acuático que es más fácil verla dentro de la piscina que fuera de ella. Esta vallisoletana de 23 años comenzó a competir cuando apenas cumplía un lustro. No es de extrañar, por tanto, que siendo tan joven, estos sean los segundos Juegos Paralímpicos en los que va a participar. Al ritmo de la música, una de sus principales aficiones, la nadadora con discapacidad visual va haciendo crecer su carrera deportiva, dentro de una disciplina exigente donde las haya.
Amaya compagina sus estudios de Fisioterapia con el estricto régimen de entrenamiento que le imponen en el Centro de Alto Rendimiento del CSD de Madrid. Con este panorama, no es difícil imaginar el enorme sacrificio que ha realizado para conseguir todo lo que tiene: dos oros y una plata en los Juegos Mundiales de Brasil de 2007, tres diplomas olímpicos en Pekín en 2008, un bronce en el Campeonato de Europa de Berlín de 2011 y la participación en numerosas finales de diversas citas internacionales. A todo ello, se suman incontables triunfos en el escaparate nacional. Con todos estos éxitos conseguidos, la deportista nativa de Valladolid pretende subir un escalón más en los Juegos Paralímpicos de 2012.
Pero Amaya Alonso puede presumir de una cosa más: fue la primera vallisoletana en conseguir su pase para la cita olímpica de Londres. Lo logró el pasado mes de marzo en el Campeonato de España de Natación de Selecciones Autonómicas, tras realizar un tiempo de 4:52,46 en los 400 m libres, marca que le valió para alcanzar la mínima A y con ella, el primer billete de avión para Inglaterra. No obstante, su prueba favorita son los 200 estilos, pese a haber conseguido el pase en otra modalidad.
Lo que más destaca de Amaya, sin embargo, es su naturalidad y su permanente sonrisa. Sin borrarla de su cara confiesa que irá a luchar por las medallas, aun sabiendo que es un reto casi imposible. Agallas no le faltan. Para ello, tendrá que seguir con su dura preparación hasta que llegue su momento en tierras inglesas. El punto culminante será la concentración que tendrá lugar en agosto en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, donde los deportistas tendrán que salir con las pilas cargadas y dispuestos a comerse el mundo. Un mundo que girará al ritmo de las poderosas brazadas de Amaya Alonso.