El artista Lin Cheung se ha inspirado en la diosa griega Niké para crear las medallas paralímpicas de los Juegos de Londres
David F. Atienzar | Londres
En medio del siglo V a. C., a cuyo periodo Pericles prestó su nombre y en plena segunda Guerra Médica, el ejército griego estaba desbordado. Los helenos, muy inferiores en número, esperaron a los ejércitos de Oriente en los estrechos de Salamina, donde la geografía del terreno desorganizó a las tropas persas.
Los griegos se formaron en línea y lograron reducir a unos trescientos navíos enemigos. Después de esta decisiva victoria, Grecia se encomendó a Niké, diosa de la victoria y portadora de la buena suerte. Según cuenta la leyenda, habitaba entre los mortales hasta que aparecieron el crimen y la maldad entre los hombres, momento en el que regresó al Olimpo.
Hoy, casi 2.500 años después, el espíritu victorioso de Niké ha inspirado al artista Lin Cheung para crear el diseño de las medallas paralímpicas. En una de sus caras se representa «el espíritu en el movimiento», con un primer plano del ala de la diosa griega de la Victoria y que representa la velocidad, el poder y la ligereza. El reverso de la medalla representa «el corazón de la Victoria», gracias un molde directo del área del corazón de la estatua de ‘El Niké de Paionios’, que se encuentra en el British Museum de Londres.
El apreciado metal representa, en definitiva, los valores fundamentales de los Juegos Paralímpicos: poder, unión e inclusión. Unos valores de los que hacen gala los deportistas y cuya visión les conduce hasta la victoria.