▶ La paralímpica burgalesa, medalla de bronce en el 4×100 en el Mundial de Doha, buscará el billete a Río en el medio fondo
▶ “Me voy a centrar en los 1.500 metros, aunque soy consciente de que el relevo puede abrirme las puertas de los Juegos”
A Lia Beel Quintana (Burgos, 1995), Madrid le ha cambiado la vida. “Ha sido una revolución”, admite tímidamente. La nueva Lia vive la erupción universitaria, la sentimental y, por supuesto, la deportiva, una faceta a la que quiere ligar su vida, pese a contar con tan solo 20 años.
De las pruebas de velocidad, “de esas que te podías hacer siete seguidas”, como admite la castellano y leonesa del equipo de atletismo de la ONCE, a ampliar el óvalo de la pista de atletismo. De los 100 o los 200 metros, a irrumpir en los 400 y en los 800. ¿Qué será lo próximo? “El 1.500… Creo que ya puedo adelantarlo”, confiesa en relación a su próximo reto. “Los Juegos de Río del próximo año pueden estar ahí”, señala.
Lia Beel (d), junto a su guía y una compañera en la prueba de relevo en Doha
Lia Beel acaba de experimentar su primer mundial absoluto. De hecho, aún trata de superar la resaca de su primera medalla en una prueba planetaria con las mejores atletas paralímpicas del globo. La ‘velocista’ burgalesa -porque aún se siente “rápida”- contribuyó a la medalla de bronce lograda por el relevo 4×100 en el Mundial de Doha del pasado mes de octubre. “Fue una sensación estupenda, y más cuando en el resto de las pruebas, los resultados no fueron los mejores”, indica la atleta del equipo Liberty, proyecto diseñado para el futuro del atletismo paralímpico español.
“Conseguir una medalla en tu primer Mundial es lo máximo, y en una prueba conjunta es especial. Antes de la carrera, quieres estar a la altura del resto de compañeras, no tener errores que perjudiquen al resto, y cuando funciona, te sientes parte de algo común”, subraya en relación a una especialidad que no dejará de lado en su camino a los Juegos de Río para los que ya está preseleccionada.
“Ahora mismo, aún no se sabe si la selección se inscribirá en esa prueba, pero después de la medalla de bronce, existen muchas posibilidades. Sé que puede ser otra puerta para ir a los Juegos, porque en mi clase -T11- sigo siendo la más rápida, y hace falta una velocista de estas características”, afirma Lia.
De velocista a mediofondista
Lia llegó a Madrid hace dos años y entró a formar parte del equipo de atletismo de la ONCE en la capital de España. “Enseguida me dijeron que tenían que especializarme en otro tipo de pruebas. La verdad, es que con el tiempo me he dado cuenta de que en la velocidad el margen de mejora para mí ya era escaso”, admite. “Juanjo, mi entrenador -por Juan José Morgado-, me centró en el 400 y el 800, y los resultados están ahí. Gracias al cambio, he podido progresar y llegar al Mundial y pensar en los Juegos”, agrega una deportista que en su camino más reciente ha tenido que sobreponerse a una lesión de un año y medio.
Sin embargo, en el Qatar SC stadium, el 400 y el 800 no fueron demasiado propicios para la atleta castellano y leonesa, quien llegaba a la cita mundial con dos medallas de oro en las mismas pruebas, pero en los Juegos Europeos para Jóvenes del pasado mes de julio. “Es muy complicado estar en el pico de preparación en julio y pensar en estarlo también en octubre… En Doha estaba bastante pasadilla. No es la fecha idónea para organizar un Mundial”, afirma con rotundidad.
Lia Beel, junto a su guía y una compañera en la prueba de relevo en Doha
“Además, el calor no fue el aliado precisamente de la expedición española. En el 400 estaba haciendo una buena carrera en los primeros 300 metros, pero en los 100 finales palmé muchísimos segundos”, admite una deportista de la ONCE, quien incide en que varios atletas tuvieron que ser atendidos por deshidratación tras series de más distancia.
La experiencia en Doha, así como el hecho de que no habrá prueba de 800 metros en la especialidad de Lia, han hecho de que Beel, junto a su técnico, se decanten por ampliar aún más la pista, hasta el 1.500. “Desde enero hasta junio, sin renunciar a otras pruebas, me centraré en esta distancia, porque la marca es más accesible. La mínima ‘A’ está en 5 minutos y 10 segundos, mientras que la ‘B’ está en 5 minutos y 30 segundos. Creo que es factible”, comenta sin renunciar a intentar también la plaza en el 400, pese a que para esta especialidad la mínima ‘A’ está en 1:00.
“Mi marca está en 1:06:12, que la conseguí en el Europeo de Croacia el pasado verano, y hablamos de seis segundos en 400 metros… Es complicado, y la mínima ‘B’ también es difícil, porque está en 1:03”, concluye una atleta que, junto a su guía, David Alonso, tratará de cumplir el sueño paralímpico con apenas 20 años y muchas distancias por descubrir.