Viejo Potro Domado
Hace apenas un año, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales le había premiado con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, lo que para un periodista de raza como él era decir bien poco; sin duda habrían sido necesarias varias vidas para contar una vida como la de Félix Antonio González. Parte de ella transcurrió en EL NORTE DE CASTILLA, el periódico del que fue director y al que permaneció vinculado hasta el último día. Sólo la inminencia de la muerte le impidió seguir practicando, hasta el último aliento, uno de los géneros de más rancio abolengo de la historia del periodismo: los Ripios.
Con 21 años, Félix Antonio González era redactor jefe de ‘Diario Regional’ y con 31 ingresó en la plantilla de EL NORTE. Provenía de una familia de fuertes raíces artísticas, y para él el periodismo fue siempre parte de un todo más amplio, artístico, social, cultural. Una manera de entender el modelo del periodista, como un ‘viejo potro mal domado’, que mantuvo hasta el final. En Valladolid llegó a ser una institución.
Y siempre en la brecha. Su último ripio, publicado en nuestro diario el 18 de agosto de este mismo año, ponía el acento en un tema tan peliagudo y tan de actualidad como el de la educación; un divertimento que lo mismo podría haber servido para hablar de los jóvenes del 2009 que para los de los siglos XVI o XVII.
Que los tiempos han cambiado
nadie a dudarlo se atreve,
ya que está más que probado.
Que probado, demostrado
y con la prueba del nueve.
Ahora, cuando los jóvenes hacen ripios con forma de rap en los bancos de las plazas solitarias, con el soniquete musical de las palabras aplicado a interpretar una realidad que para el juglar siempre es ajena, extraña, a veces trágica y a veces risible, recordar los ripios de Félix Antonio es darse cuenta de que aunque el tiempo pase hay cosas que siguen siendo igual. O por lo menos muy parecidas. Descanse en paz.