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Una cosmopolita compañera de viaje

Menoscuarto publica ‘Diario de una caraqueña por el Lejano Oriente’, de Teresa de la Parra


Desde que algunas leyendas urbanas (¿o será un ‘trending topic’ en la red?) aseguran que vivimos tiempos apresurados incompatibles con la lectura, las editoriales, casi todas, han dedicado una parte de sus esfuerzos a buscar textos originales, inéditos, olvidados o con la suficiente calidad a la par que brevedad para engrosar sus colecciones en pequeño formato. No está claro que con ello se hayan ganado lectores, (distintos a los que ya leían, se entiende), ni siquiera que estos libros de apenas un centenar de páginas en tamaño ‘bolsillo pequeño’ y consecuentemente precio más que asequible, hayan contribuido a paliar la crisis que atraviesa el sector editorial. Pero lo que es seguro y constatable es que han servido para poner en las librerías libros muy interesantes, textos en verdad olvidados y merecedores de mejor suerte, y editados en general con un cuidado y un amor hacia el libro que los hacen dignos de acabar en las estanterías de los buenos bibliófilos. Algunos de ellos se han ido reseñando en estas páginas. Hoy es el turno de uno de esos textos que estaban inéditos en el mercado español. Se trata de ‘Diario de una caraqueña por el Lejano Oriente’, de Teresa de la Parra. El libro, que la editorial Menoscuarto publica en su colección Entretanto, no solo nos proporciona una deliciosa lectura, muy apropiada por cierto para estas fechas veraniegas (otra cuestión que ahora parece ineludible) sino que nos abre la puerta al recuerdo o en su caso descubrimiento de la autora venezolana de origen español que con dos novelas, ‘Ifigenia. Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba’ y ‘Memorias de Mamá Blanca’ se hizo un hueco en la historia de la literatura de su país y de Hispanoamérica e incluso, cuando en 1924 gana con la primera de ellas el concurso del Instituto Hispanoamericano de la Cultura Francesa de París, su nombre llega a ser tan célebre como el de la posteriormente premio Nobel Gabriela Mistral.


De Teresa de la Parra (seudónimo de Ana Teresa Parra Sanojo) llegó a escribir Juan Ramòn Jiménez: «En su expresión poética narrativa se funden lo lírico y lo irónico en una delicada y graciosa lengua natural» y Luis Alberto de Cuenca la considera una «narradora formidable y mujer dotada de una exquisita sensibilidad literaria», como acertadamente recuerda el periodista Marco Porras en la introducción del libro, que nos invita a saber más de la autora de las páginas que siguen. Un libro que, como tantos escritos de la venezolana (nacida accidentalmente en París en 1889, que pasó su infancia en un internado de Valencia y tuvo un destino viajero del que este libro parece un paradigma) tiene un tono autobiográfico. Pero aunque el texto bien pudiera ser lo que pretende ser (un diario de viajes) es en realidad una ficción en formato epistolar inspirada por las cartas que recibía de su hermana María. ‘Diario de una caraqueña…’ apareció publicado por primera vez en 1920 en la revista ‘Actualidades’, que dirigía Rómulo Gallegos. Menoscuarto lo ha elegido para conmemorar el 75 aniversario de la muerte de esta escritora que sucumbió a la tuberculosis en 1936 poco antes de que en España estallara la Guerra Civil y después de haber intentado sin éxito su curación en el célebre hospital de Guadarrama en la sierra de Madrid.
Se trata de un texto lleno de humor, ironía, miradas cosmopolitas sobre el mundo (al fin ella era una pertinaz viajera), prejuicios de clase, mezcla del habla popular y modismos snobs… La presunta viajera que nos invita a seguirla por Japón, China y Manchuria muestra sus preferencias por el país del sol naciente y su disgusto por China. En Japón se enamora de Kioto … «la Meca del Japón, la ciudad mística y creyente, el relicario que guarda todos los sagrados recuerdos en sus mil templos antiguos», pero también expresa su disgusto por Kobe y sus «horriblemente desaseados» habitantes del puerto y se aburre contemplando desde el tren las aldeas chinas: «las vimos silenciosas y dormidas; todas iguales y monótonas, todas eternamente chinas». Y consigue, como si de verdad lo estuviera contando desde allí que el lector se estremezca con la descripción de las fortificaciones de Tsingtao abandonadas tras la Primera Guerra Mundial: «Había allí la inmensa desolación de los recintos donde la muerte ha revoloteado angustiosa y terrible».
La prosa de Teresa de la Parra se desliza comoun barco en mar apacible por el Lejano Oriente, dejando en el lector la sensación de una escritura fácil tras la que adivinamos una mujer poderosa que tuvo que saltar por encima de las barreras que cercaban la autonomía de las mujeres de su época y más si, como ella, pertenecían a una familia aristocrática. La voz que se levantó en favor de la causa de las mujeres se apagó demasiado pronto, pero tuvo tiempo de dejarnos textos tan interesantes como este.

(Reseña publicada en el suplemento literario ‘La Sombra del ciprés’ del 16 de julio del 2011)

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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