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Alfredo Barbero

Ni locos ni cuerdos

Corrupción y referéndum

Me dice mi amigo de Valladolid que explique mejor la relación que hay entre la corrupción política y celebrar o no celebrar referéndums, porque no la termina de entender con claridad.

El sociólogo y profesor de la Universidad de Columbia, Charles Wright Mills, mantuvo a principios de la década de los 60 del pasado siglo uno de los debates politológicos más interesantes que se recuerdan, sobre la estructura de poder en los EEUU, con Robert Alan Dahl, profesor en la Universidad de Yale y Presidente de la Asociación Americana de Ciencia Política.

Para este último, la estructura de poder en una DEMOCRACIA podría representarse por una pirámide truncada en cuyo techo se situarían múltiples grupos, procedentes de todo tipo de estamentos y sectores sociales, que competirían entre sí limitando y equilibrando su capacidad de influencia para dar lugar a lo que llamaba POLIARQUÍA (una especie de amplio sistema oligárquico). Mills, en cambio, pensaba que la pirámide del poder no tiene nada de truncada, y alcanza hasta un vértice en el que se sitúan unas muy minoritarias élites (su libro más conocido se titula, precisamente, La Élite del Poder).

Dahl no era optimista, creía que ningún país reune “criterios técnicos” reales de DEMOCRACIA (por eso hablaba de POLIARQUÍA), pero Mills era aún menos optimista.

Para el profesor de la Columbia, hay dos grandes tipos de medidas para combatir la corrupción inherente a los sistemas de organización política del poder: las específicas (limitación de mandatos, primarias, ley de financiación de partidos, etc.) y las genéricas (participación democrática directa, separación de poderes, etc.). El principio rector de todas estas medidas podría formularse del siguiente modo: cuanto menos poder acumulen las Élites, menos corrupción habrá.

La democracia directa, el referéndum, quita poder a las Élites y se lo devuelve a los ciudadanos. En este sentido, no sólo es un inmejorable instrumento para el ejercicio realmente democrático del poder, sino una de las principales medidas anticorrupción que se puedan inventar. Por qué ninguno de los dos grandes partidos que hay en España, PP y PSOE, pide una ley de Referéndum es un enigma difícil (¿o fácil?) de descifrar.

Y mientras tanto, Podemos ya es socialdemócrata.

 

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Sobre el autor

Psiquiatra del Centro de Salud Mental "Antonio Machado" de Segovia


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