El pasado domingo murió en Madrid, ciudad en la que había nacido en 1940, el pintor Juan Giralt. Una muerte prematura más que interrumpe una larga carrera artística (su primera exposición tuvo lugar en 1959) pero sobre todo una voluntad férrea por mantenerse en activo. Su última exposición en la galería Antonio Machón data de hace un año, cuando ya la enfermedad le andaba poniendo plazos. Me sorprende, pero solo relativamente, la escasa repercusión mediática que está teniendo la desaparición de un artista que fue muy importante para el arte español de la segunda mitad del siglo pasado, que es tanto como decir, de la etapa en la que el arte español empezaba a recuperar el apellido de contemporáneo y a mirar de tú a tú al arte, esta vez sí ‘contemporáneo’, que se hacía fuera, como bien recordaba Luis Feito recientemente, con motivo de su exposición vallisoletana. Ha muerto Juan Giralt y las agencias de noticias fueron ajenas al hecho. Tan solo algunos diarios nacionales, y no todos, llegaron a reflejar la noticia en modestos espacios de la sección de necrológicas.
Digo que este silencio mediático me sorprende solo relativamente. Ya ni siquiera podemos hablar de una generación perdida. La suya lo está siendo en el mundo del arte. Porque ya hay demasiadas generaciones perdidas en muchos campos de la creación y el pensamiento. Mientras, el ruido y la energía se concentran en unos pocos nombres, los llamados ‘mediáticos’ que no tienen por qué ser artistas, ni haber creado nada, ni siquiera haber tenido alguna vez una idea brillante. A veces incluso aquello que les da la categoría de famosos es un directo atentado al buen gusto. Cada vez más cosas quedan fuera de nuestra vista. La selva no nos deja ver los árboles.
Pero ya basta de estas lamentaciones recurrentes. Al fin, lo único sensato sería celebrar su pintura y su pensamiento –inseparables– y el que haya estado ahí tantos años.
Y el que quiera hacerle un pequeño y particular homenaje que visite en la presente edición de Arco la galería Machón donde se exponen dos de sus últimas obras. Una de ellas, titulada ‘Quimioterapia’ hace referencia a su inmediatez en el tiempo. Era un excelente pintor.