Se hace raro salir del cine a tomar un café después de sostener la mirada a los refugiados. Porque de eso se trata en ‘Human flow’, la obra con la que el artista chino Ai Wei Wei ha introducido el documental en la Sección Oficial de la Semana de Cine. De ponernos a prueba, de que hagamos, aunque sea en la comodidad de nuestro mundo, de nuestra butaca y con la lejanía de una pantalla entre medias una visita a esa zona oscura que él vivió en directo: y comprobar si somos capaces de sostener la mirada de esa gente a la que las guerras, las dictaduras, un sistema global injusto le robó su futuro. Puede que por ello en su película haya tantas miradas. Miradas de niños, de mujeres, de hombres de todas las edades. Miran a cámara en silencio, fijamente y en calma, y nos interpelan. Aunque en ellas no haya ni una pizca de odio. Más bien de dolor, de incertidumbre o de tristeza, pero no de odio, aunque tendrían motivos.
Ai Wei Wei ha recorrido 400 campamentos de refugiados de 23 países y ha entrevistada a 600 de esas personas que vemos fugazmente en los rescates de las pateras, en las crisis de las fronteras. Hizo 900 horas de grabación. Ayer consumimos algo más de dos. Y, francamente, me importa muy poco si la película le salió excelente, o del montón. La calificaré, sí, como al resto de la Sección Oficial, y hablaré de ella en mi blog de una manera crítica como vengo haciendo estos días. Pero aquí no. Aquí solo diré que debería ser de visionado obligatorio en parlamentos, oficinas, escuelas, universidades, centros cívicos, culturales, deportivos…
Sí, ya sé. A los refugiados los vemos todos los dÃías en el Telediario. Minuto y medio es la dosis que soportamos, la que nos vacuna para poder mirar el resto del tiempo hacia otro lado. Durante los festivales de cine los telediarios quedan lejos. No tenemos tiempo: estamos ocupados viendo cine, escribiendo de cine, comentando de cine… Pero ayer, mientras veía las risas de esos niños que no han conocido otro horizonte que un hacinado campamento de refugiados (muchos de ellos no conocerán ya otro paisaje) no podÃía dejar de pensar en nuestra ‘actualidad política’. Sí, todo este asunto que nuestros gobernantes (de aquí y de allá) parecen incapaces de resolver me parecía una película de ciencia ficción. Que hagan una sesión conjunta de ‘Human Flow’ antes de ponerse a debatir cualquier otra cuestión. Quizá así lleguen a alguna conclusión positiva y podamos seguir adelante con la cabeza alta.
La pregunta queda sobre la mesa en un momento del documental: El futuro de Europa ¿será el de los Derechos Humanos, ese aliento que le dio sentido o se acabará convirtiendo en una comunidad cada vez más racista, más xenófoba y excluyente?
No nos llamemos a engaño. El mundo se ha estrechado y los campamentos rozan nuestras urbanizaciones, hombres y mujeres se ahogan frente a nuestras playas y será así por más fronteras y muros que levantemos. Y nos atañe a todos. A todos y cada uno.
(Columna publicada en el Suplemento de Seminci de la edición impresa de El Norte de Castilla el 24 de octubre de 2017)