DONDE SIEMPRE ES MEDIANOCHE
…Y ahora, una negra, que seguramente ya tocaba. Aquí la negritud viene de la noche, como es costumbre en el género, pero de una noche distinta, perpetua. En la imaginaria ciudad de Silenza no amanece nunca. Y un Sabueso Informativo (sic), mezcla de fotorreportero y detective, catálogo de neurosis y adicto al amor y al psicoanálisis, es enviado para resolver sus enigmas. Además de la ausencia de amaneceres, la ciudad encierra otros: la desaparición de un premio Nobel, del que se supone que está secuestrado o recluido en algún psiquiátrico, y la identidad de un Anticristo Superstar (sic) que lidera una secta de bebedores de sangre que anda atemorizando al cada vez menos respetable público que llena las calles.
Como el relato está escrito en primera persona (el borrador del reportaje encargado al protagonista) asistimos a la acción aderezada con la descripción de sus estados de ánimo, sus reacciones psicofísicas que le tienen siempre al borde del ataque de ansiedad o del desmayo y a los sentimientos apasionados por Elisabeta, un antiguo amor reencontrado, tan misterioso como la ciudad que los envuelve.
Artigue hace gala de un torrente de ingenio verbal (como ejemplo, los múltiples apodos que utiliza para referirse a su terapeuta, argentino, claro) para componer una historia excesiva cuyo objetivo es reflejar los excesos de una sociedad donde “el poder absoluto es el económico” y en la que la ruindad material ha llevado a la decadencia moral, al fin esa noche perpetua. El mal desatado en una historia que apuesta por la posible regeneración.
Humor macabro y escenas dignas de un videojuego gore (como la del auto de fe televisado en directo a modo de ‘reality’) se incluyen en la receta. Para contextualizar posibles referencias, recurro a un párrafo del propio narrador: “Nos hallamos ante un lugar infernal que hace real el espíritu volcánico del decadentismo, y todos los excesos del simbolismo y del surrealismo, y de los videojuegos y jugos de rol, y de las novelas de Cormac McCarthy, y de la poética más pura de la herencia ‘indie’ y hasta de las películas repletas de demorado sadismo de Tarantino”. Pues eso.
Esta enloquecida mezcla distópica de géneros ha ganado el premio Celsius de la Semana Negra de Gijón.
Donde siempre es medianoche
(Novela)
Autor: Luis Artigue
Ilustraciones: Enrique Oria
296 páginas, 20,81 euros