Rajoy no está en condiciones de anunciarnos a los españoles buenas noticias. Eso nos confiesa, con cara de penitente. Pero no está arrepentido. Con vuestro sacrificio –nos dice- saldremos de la crisis, y yo volveré a ganar las elecciones –eso no nos lo dice-. Sin embargo, lo que para algunos son malas noticias, para otros son noticias excelentes. Los recortes del presupuesto hunden en la miseria a los españoles, pero los inspectores que ha mandado la Sr. Merkel le aseguran a Rajoy que la miseria de España es recibida en Alemania como una gran noticia. También es una mala noticia la subida de impuestos para los que cumplimos con nuestra obligación de pagarlos, pero los defraudadores amnistiados ya están celebrando que van a disfrutar de balde de los servicios públicos. Para ellos Rajoy sí que tiene buenas noticias. Es verdad que a los parados que les echan de su casa no les gustarán las noticias de Rajoy, pero a los que con el dinero blanqueado compren baratos los pisos de estos desgraciados, la reforma laboral que deja a tantos en la calle les parece la mejor de las noticias. Es verdad que los profesores y padres de alumnos de la escuela pública no han recibido como una buena noticia los recortes del 20% en Educación, pero a los defraudadores amnistiados que llevan a sus hijos a la privada les encantará saber que se ha reducido mucho menos el gasto de Defensa, y que seguirá siendo un buen negocio invertir en la industria de armas. Para algunos la guerra es una gran noticia. Nunca llueve a gusto de todos. Ayer mismo, mientras nos alegrábamos porque la lluvia fertilizaba al fin los campos, algunos se quejaban de que se les podían fastidiar sus vacaciones en la playa o su participación en los desfiles procesionales. Sí, en colores no hay nada escrito. Si no, que se lo digan a Manuel Sierra y a los que con él pintaron el mural de la calle Juan Mambrilla de Valladolid. El color morado de la bandera republicana a unos les gustaba y a otros no. No le gustaba a León de la Riva, que desautorizó a Asun Esteban, la profesora que había organizado en la Universidad las “Jornadas contra el Olvido, en homenaje a los maestros represaliados”, con el descabellado argumento de que no es especialista en Historia Contemporánea, sino en Medieval. ¿Le gustan más los Guerrilleros de Cristo Rey, que ya lo han destrozado con sus pintadas indecentes?. Ellos son maestros diplomados en Ignominia Contemporánea, que es la especialidad del Ayuntamiento. ¿Qué hacer ante esta falta de vergüenza?, ¿reírse? Aquí tienen algo que parece de broma: en Segovia han inaugurado un nuevo paso con un trono de oro para el “Cristo del Mercado”. Otra salida es la de tirar por la calle del medio y buscar una buena noticia de verdad, que las hay. Catalina Montes nos ha dado una de ellas, cuando se cumple un año de su muerte. El Cid cabalgó después de muerto y Catalina sigue haciendo lo que hizo toda su vida, realizar imposibles. Mientras Rajoy recorta a la mitad la ayuda para países en desarrollo, en Morazán (El Salvador) se ha inaugurado la Universidad de los pobres, la que soñó y por la que luchó Catalina. La buena noticia nos la comunicó María Calleja en la Fundación Segundo y Santiago Montes. Conteniendo las lágrimas, con la sonrisa emocionada de quien ha cumplido su misión. Ésa sí es una buena noticia. Para todos, menos para aquellos que disfrutan destrozando los hermosos murales del mundo. En colores no hay nada escrito. Ya saben, elijan.