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Esperanza Ortega

Las cosas como son

¿Cuánto cobra Ramón Llull?

 

Si en algo se ponen de acuerdo los españoles de distintas ideologías es en que los asesores son una plaga de incompetentes que solo sirven para diezmar el erario público y entorpecer su funcionamiento. Poco importa que gobierne uno u otro partido, los asesores se incrustan en la Administración como los moluscos, y son una especie protegida que no para de reproducirse. Los políticos justifican su presencia asegurando que necesitan rodearse de personas de su confianza. ¿Por qué desconfían tanto de los funcionarios?, ¿acaso porque los funcionarios saben demasiado?. Sí, quizá sea eso, que estudiaron tanto para ganar las oposiciones que ahora se resisten a acatar las decisiones equivocadas o a justificar los comportamientos corruptos. Los asesores, como no saben nada, son mucho más flexibles. ¿Y qué pasa con los jueces o los funcionarios de Hacienda? Vean el caso Garzón o el de los inspectores sustituidos la semana pasada. Pero esos casos salen en los periódicos y dan mucho que hablar, cosa que no hubiera pasado si en Justicia y Hacienda se hubiera introducido a su tiempo la benemérita figura del asesor. Esto se oye hoy en cualquier sitio y nadie lo discute, no sé por qué será. Por la misma razón a nadie le ha extrañado la metedura de pata de la asesora de Wert, la que llamó a la Universidad de Baleares para preguntar a cuánto ascienden los emolumentos de Ramón Llull, cuyo nombre aparece en una de sus cátedras. Sin duda tenía la intención de recortarle el sueldo, ascendiendo ella misma en su meteórica carrera asesorística. ¿Será que no se percató de que Ramón Llull es el Raimundo Lulio que yo misma estudié en el bachillerato?. Pues sí, mientras Wert no cumpla su promesa de españolizar hasta la crema catalana, a Ramón Llull se le seguirá llamando por su nombre. Pero esta interpretación mía no ha calado, todos me aseguran que la metedura de pata obedece a la típica ignorancia del asesor ministerial. Miren lo que me contaron ayer mismo, que otro asesor de Wert había exclamado al oír hablar del informe PISA:¡Morena, pisa con garbo!. Pero seguro que no es verdad. Lo que sucede es que los asesores de Wert han sustituido a los vecinos del Lepe, que tenían la exclusiva en este tipo de ocurrencias inventadas. En cualquier caso, dentro de poco no habrá casi nadie que sepa quién es Ramón Llull, ni Raimundo Lulio, ni Platón, ni Descartes, ni Kant, ni siquiera Ortega y Gasset. Para eso en la nueva ley de Educación se ha suprimido  la Filosofía como asignatura obligatoria. Muerto el perro, se acabó la rabia. De ahora en adelante, los nuevos bachilleres, excepto una minoría de recalcitrantes aguafiestas, merecerán la confianza de cualquier ministro y podrán acceder a un puesto de asesor. ¿Acaso en el informe PISA les van a preguntar por Ramón Llull? Yo, que soy de la vieja guardia, recuerdo que Ramón Llull –el filósofo, místico, matemático, poeta, estudioso de todo lo divino y lo humano- establecía dos intenciones a la hora de pensar. La primera intención era la del amor a la verdad, la segunda, la del propio beneficio. Ni qué decir que él abrazó siempre la primera. ¿Cómo iba a ser de la confianza de Wert un tipo con intenciones tan ajenas a las suyas? Wert no le hubiera elegido ni por pienso, y menos por el sueldo que cobra un asesor. Por cierto, señor Wert, ella, su excelente asesora, ¿cuánto cobra?.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.