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Esperanza Ortega

Las cosas como son

La matanza de los ruiseñores

 

 Haper Lee cumplió 88 años el lunes pasado. Seguro que a pocos les suena su nombre, incluso entre los que recuerdan la película que realizó Robert Mulligan sobre su novela “Matar a un ruiseñor”, un alegato a favor de la igualdad de todos ante la Justicia. Atticus, el  padre de la niña protagonista, era un abogado que creía en el respeto a la ley como  única forma justa de organización social. Que sea una niña la que cuenta la historia es un gran acierto narrativo, porque para resolver la tensión entre legalidad y justicia no hay como los niños, que, sin entender de leyes, perciben claramente la diferencia entre el bien y el mal. Si recuerdo hoy esta novela no es porque sea el cumpleaños de su autora, sino porque estos días muchos españoles nos condolemos del estado de la Justicia en España. Antes de comenzar a escribir, hice una lista de las injusticias de las que nos han informado los medios de comunicación desde que Gallardón ocupa el Ministerio, y no tendría con 20 columnas para comentar cada una de ellas. Ayer mismo nos enterábamos de otro atropello: la excarcelación de 13 traficantes de droga, amparados en la derogación de  la Ley de Justicia Universal. El caso Couso y el caso Ellacuría –en el que fueron víctimas dos jesuitas vallisoletanos, Segundo Montes e Ignacio Martín-Baró- siguen su curso porque así lo han decidido los jueces que los instruyen. ¿Cuánto tardarán esos jueces en sentarse en el banquillo si no deponen su actitud? Ojalá me equivoque, pero todo puede pasar –y está pasando- en un país cuyas leyes parecen estar hechas para amparar a delincuentes y castigar a quienes persiguen el delito. La amnistía fiscal de Montoro y los indultos escandalosos de éste y otros gobiernos contribuye a mantener el clima de impunidad.  Algunos, como la aguerrida Aguirre, se jactan incluso de su comportamiento incívico y lo consideran prueba de pertenencia a una estirpe aristocrática.¿ Y León de la Riva?, ¿de quién descenderá? ¡Un alcalde imputado por desobediencia deliberada al cumplimiento de una sentencia! Pues no se escandalicen, eso es normal en España. Verdad es que hubo un tiempo –la dictadura franquista, donde crecimos la mayoría de nosotros- en que los modelos justicieros de los niños eran héroes proscritos, como Guillermo Tell o Robín de los Bosques. La diferencia con los proscritos actuales es que aquéllos se enfrentaban a un poder arbitrario y les movía el principio de justicia y no el del propio beneficio.  En una democracia, sistema cuyas leyes emanan de la voluntad popular, el comportamiento ilegal o incívico ya no es excusable, y menos en quien detenta cualquier autoridad. No es de extrañar que quienes administran el indulto injustificable como una prebenda, sean los mismos que han desterrado de la escuela la asignatura de “Educación para la ciudadanía”, en la que se educaba en el conocimiento de los derechos y deberes de los ciudadanos. Así ha de ser, a menos que queramos convertir a nuestro país en el lago Maracaibo, donde los piratas hacían sus negocios, algo muy parecido a los paraísos fiscales de la actualidad. Ya que no nos fiamos ni de autoridades, ni de jueces ni de legisladores, ¿quién juzgará la matanza diaria de los ruiseñores?. Seguro que la hija de Atticus estaba a favor de la Ley de Justicia Universal, y sin duda su padre lo estaría también. Y usted, ¿qué opina?

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.