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Esperanza Ortega

Las cosas como son

¡Aupa, Podemos!

 

Las elecciones europeas nos han revelado que “Podemos” más de lo que creíamos. Aunque a mí me gustaba más el “Sí, se puede” que el “Podemos”. “Sí, se puede” participa en la misma conversación y con igual intención que “Podemos”, respondiendo al “No hay nada que hacer”, opuesto siempre a la utopía, tan casposo, tan apolítico, tan deprimente, tan de toda la vida. Además, cuando hacemos uso del impersonal “se puede”, afirmamos la capacidad de la naturaleza humana para enfrentarse a las adversidades, sin excluir a nadie en la tarea de desactivar la potencia paralizante que lleva implícita la palabra imposible. “Podemos”, en cambio, está en primera persona, aunque sea del plural: podemos “nosotros”. ¿Nosotros solos?, ¿nosotros en exclusiva? Eso es lo que espero que no quieran decir, porque entonces… ¡Vaya lío! Estoy desconcertada y, cuando no sé qué pensar, recurro a la etimología. “Nosotros” –me digo- viene de “nos” y “otros”, es decir, de nosotros y otros. O de yo y otros, si utilizamos el “nos” mayestático, propio de los monarcas medievales. En cualquier caso, dentro de nosotros obligatoriamente tienen que estar los otros. Vosotros también, que nos escucháis, que nos leéis, que nos apoyáis o nos lleváis la contraria, pero caminando al lado nuestro. Los que no están en nosotros son “ellos”, los ajenos, los que, cuando nos acompañan, escarban hoyos para que nos rompamos la crisma. Así visto, nosotros “Podemos” me va gustando más. Sin olvidar que nosotros solos no podemos nada, y por tanto, para hacer honor a su nombre, los dirigentes de “Podemos” habrán de establecer alianzas con otros que se dirigen a la misma meta, incluso aunque vayan por otro camino, si quieren que su voz se escuche en el Parlamento europeo, que es para lo que les han elegido sus votantes. ¿Se excusarán diciendo que todos los males vienen del bipartidismo? Esperemos que no caigan en esa trampa tan burda. La alianza de la nueva y la vieja izquierda es la única fuerza que puede empujar a la socialdemocracia hacia el buen camino abandonado, es decir, el del socialismo. Y ese camino, ¿es fácil de recorrer? Quien diga que es fácil miente descaradamente, igual que quien diga que es imposible. Para recorrerlo, habría que fichar a gente que, fuera de los partidos pero dentro de la política, ha demostrado tener la cabeza en su sitio, que no es poca cosa. Desaparecidos José Luis Sampedro, Espartaco, San Francisco de Asís, el indio Gerónimo, Lutero King y otros muchos, les diré los primeros nombres que se me vienen a la cabeza: Ada Colau, Soledad Gallego, Iñaqui Gabilondo, Emilio Lledó, Dionisio Moreno, Teresa Forcade y, si me apuran, el Cholo Simeone. Algunos ya se estarán partiendo de risa, pero yo sigo: sabios, monjas, periodistas, abogados, activistas y hasta entrenadores de fútbol… También los estudiantes de Alternativa Universitaria de hace una década, los voluntarios del chapapote, los hombres y las mujeres de Cáritas, las maestras y maestros de Acción educativa, las mareas verdes y blancas… Porque la fuerza de la verdadera izquierda es la de la alianza que iguala a los diversos. Nunca la utopía puede ser exclusivista. Cuando Lenin dijo: “Todo el poder para los soviets” empezó a labrarse su propio mausoleo. Es difícil, pero, como diría Simeone, para nosotros las cosas siempre han sido difíciles. Habrá que esperar y seguir adelante, partido a partido. Esto es ser de izquierdas.  Y así sí que se puede, ¡cómo no!, “si luchamos como hermanos, derrochando coraje y corazón”. ¡Aupa, Podemos!

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.