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Esperanza Ortega

Las cosas como son

La estirpe de los Suarez

Ayer se conmemoró el Día de nuestra Constitución, que surgió del pacto entre fascistas y demócratas para que España saliera de la Dictadura. Se temía que en cualquier momento la bestia abriera sus fauces, volviéndose a tragar los anhelos democráticos, así que hubo que aceptar la continuidad de toda la administración franquista, creando incluso un Ministerio de Cultura para acoger a falangistas y sindicalistas verticales. Y ante el asombro de quienes los observábamos estupefactos, los que hacía dos días defendían con ahínco los principios del Movimiento Nacional se cambiaron rápidamente de chaqueta, ofreciendo un aspecto de humanistas de toda la vida. Esto ocurrió también en la Universidad, que en vez de ser el Templo de la Inteligencia –como la llamó Unamuno ante Millán-Astray- parecía el Mercado del Amaño y del Arribismo. Uno de los personajes que representaban mejor el papel de gendarmes del régimen era Luis Suarez, el rector de la Universidad de Valladolid. Yo llegué a la Universidad justo para presenciar su despedida, tras haber propinado una bofetada a un alumno, que fue inmediatamente detenido por la policía. Como premio, fue nombrado Director General de Universidades, en cuyo cargo propició la reforma del calendario que supuso que todos los estudiantes españoles nos quedáramos sin clase durante el primer trimestre, pues el curso no comenzó hasta Enero. Una vez muerto el Dictador, no volvimos a saber nada de Suarez, hasta que hace unos poquitos años nos enteramos de que había escrito la entrada referida a Franco en el Diccionario de la Academia de la Historia, en donde negaba que hubiera sido un dictador. También adornan la personalidad de Suarez sus declaraciones sobre la superioridad intelectual del hombre sobre la mujer, por lo que quizá le fue otorgado el Premio Nacional de Historia de España en 2001, por su obra “Isabel I, reina”. Eran los tiempos de la mayoría absoluta de Aznar y de su “restauración franquista”. Con el paso de los años, creímos que este tipo de personajes había desaparecido de la Universidad sin dejar huella. Pero hete aquí que hace unos días nos enteramos de que su hijo había seguido sus pasos, llegando a ser rector de otra universidad, la Rey Juan Carlos. Sí, estoy hablando de Fernando Suarez, el mismo que aparece todos los días en los periódicos como plagiario inmisericorde: plagia desde a alumnos hasta a cónsules portugueses, además de compañeros universitarios a tutiplén –se duda de que sean suyas sus huellas dactilares-, y es el mismo que afirma para justificarse que sus plagios son “disfunciones” y que está siendo objeto de una persecución de “los de siempre” contra su persona. Con esta expresión, “los de siempre”, ¿a quién se referirá?, ¿a los que siempre rechazamos los modales y principios fascistas de su padre? El caso me trae a la cabeza un artículo que el joven Rajoy publicó en un periódico gallego en sus tiempos de concejal, asegurando que los rasgos psíquicos son hereditarios: “Ya en épocas antiguas se afirmaba como verdad indiscutible que la estirpe determina al hombre. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de buena estirpe superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia”. Pues sí, parece que la poca vergüenza es un rasgo dominante de la estirpe de los Suarez. Lo que me extraña es que Rajoy, con el buen ojo que tiene para elegir a sus colaboradores, no le haya ofrecido a Fernandito un Ministerio. Todavía está a tiempo.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.